Ángel y el aprendizaje

Finales de diciembre. Estoy en una nave industrial a las afueras de Cádiz con tres amigos. Esto sería un poco raro si no fuera porque, desde hace un par de meses, esta nave es el rocódromo y sede de los Rupícolas de la Bahía de Cádiz, el club de montaña y escalada que mis colegas y yo hemos fundado hace un par de meses.

Los tres amigos son dos residentes de medicina del hospital y Ángel. A Ángel lo conozco porque me mandó un mail hace ya dos o tres años a partir de algo que escribí en otro blog sobre los cursos de meditación Vipassana. Intercambiamos algunos mails sobre meditación, espiritualidad y la mortalidad del cangrejo, y un año después me contó que se había apuntado a un curso. Seguimos en contacto desde entonces, y cuando me enteré de que iba a dejar su trabajo para irse a viajar por el mundo y descubrir su verdadera vocación, me alegré muchísimo. A partir de ese momento, comenzamos un intercambio de mails bastante intenso: él quería mejorar su escritura, que ya es muy buena, y yo quería montar esta página web.

A finales de diciembre, Ángel tenía programado volver a España un par de meses para ver a su familia y conocer en persona a algunos blogueros. Yo tenía la suerte de estar en su lista, así que apareció por Cádiz una mañana soleada de diciembre con su mochila, su gorra y una sonrisa gigante. Pasamos unos días estupendos en lo que yo bauticé como el I Micromeeting Gaditano de Emprendedores. Ayudó a que no me cortara las venas con el borde del MacBook intentando diseñar el blog, y yo impartí el primer taller unipersonal de escritura de mi vida en el salón de mi casa.

Volvamos a mi roco. Los dos médicos me habían comentado hace un tiempo que querían probarlo, y Ángel también lo traía en su lista de cosas que hacer en Cádiz, así que organicé una Microjornada de Puertas Abiertas* y me puse los pies de gato para escalar un poco.

Escalar en roca por primera vez es casi siempre una experiencia divertida. Escalar en roco, sin embargo, suele ser más bien frustrante. Las paredes del mío están desplomadas, y para moverse hace falta más técnica que fuerza, así que aquellos tres tíos hechos y derechos me miraban subir con relativa soltura mientras se caían una y otra vez con los antebrazos como piedras. «No sabía que debajo de tu bata se escondía Sylvester Stallone», me comentó uno de ellos.

¿Por qué me está contando Marina todo esto?, te preguntarás. Paciencia, jipi, paciencia.

Pronto me di cuenta de que había una diferencia entre los dos colegas médicos y Ángel. Ellos se subían una y otra vez, tirando de fuerza bruta, y acababan en el suelo. Yo trataba de explicarles: coloca bien los pies, pega la cadera al plafón, gírate. Ángel me observaba hacer un movimiento y después intentaba repetirlo. Luego me miraba otra vez y volvía a subirse, tratando de corregir lo que había notado que hacía mal.

Cuando vi cómo progresó en menos de dos horas de entrenamiento, entendí perfectamente cómo había conseguido ser contratado por Microsoft, montar por su cuenta una página que le daba más de 1000 euros al mes en ingresos por publicidad, dejar su trabajo e irse a cumplir el sueño de su vida y de la de mucha gente.

Todo esto no es más que la larga presentación que Ángel se merece. Mañana publica un post en este blog que se titula «No sigas tu pasión». En un mundo donde parece que con hacer lo que te gusta mucho rato ya está todo resuelto, él propone una versión distinta y un poco más realista. Acabo de releer su artículo para corregir posibles erratas y programar el post. No hay ni una errata. No hay un signo de puntuación fuera de su sitio, ni un enlace que no funcione: nada. Cuando observo la capacidad que tiene Ángel para actuar, aprender de sus errores y hacer el trabajo bien, no me queda otro remedio que sentirme a la vez admirada e inspirada.

No te pierdas el post de mañana, jipi, y no te pierdas a Ángel. Se puede aprender mucho de este chico: sobre sueños, realidades, crecimiento personal y mentalidad emprendedora. Si se empeña, hasta acabará dando lecciones de cómo escalar en roco.

* Si no puedo vivir de la psicología, siempre me quedará la organización de microeventos.

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4 comentarios
4 comentarios
  1. Ángel junio 6, 2013

    Joe, no paras de sacarme las colores con todas las cosas bonitas que dices sobre mi… ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! Espero que mi post cumpla con las expectativas que has creado en tus lectores 🙂

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  2. Paula junio 7, 2013

    Me encanta la gente que como tú y Angel cuando os gusta algo os dedicáis en cuerpo y alma hasta que lo perfeccionáis. Yo soy de las que em pieza algo con ilusión y lo dejo, cambiando a otra cosa. Inentaré imitaros. ¡Gracias por vuestro ejemplo!

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  3. Fer junio 7, 2013

    Un saludo a los dos, sois geniales.

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