Seis maneras sencillas de ser ridículamente amable

Seis maneras sencillas de ser ridículamente amable

Se más amable de lo necesario, porque todo al que conoces está luchando algún tipo de batalla.
J. M. Barrie

Hace un tiempo leí en algún sitio esta frase: “Haz lo que debas lo mejor que puedas, y sé amable”. Como lección de vida no está mal. La primera parte admite mucho debate, es verdad. ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Por qué debo y no quiero? ¿Cómo sé cuál es la mejor manera de hacer las cosas? La segunda parte, sin embargo, no deja espacio a la duda: sé amable. En general. Así de fácil.

Ser amable es un arte. Pensarás que hay gente que es de natural amable y gente que no, que unos somos más bordes que otros o que a ti, simplemente, no te sale. O que la amabilidad sería el resultado de sentirte bien y estupendamente con todo el mundo, y que con lo mal que estoy y lo poco que me quejo, bastante con que no le haya abierto ya la cabeza a más de uno.

Pero no. Ser amable no tiene nada que ver con cómo te sientes ahora mismo. Puedes ser amable aunque tengas un día de mierda. Puedes comportarte como un puñetero y falso hipócrita encantador cuando por dentro estás consumiéndote de rabia. Y, aun así, será bueno.

La amabilidad es el lubricante de las relaciones humanas. Es lo que puede marcar la diferencia en los días ajenos. E igual que se ha descubierto que sonreír hace pensar a tu cerebro que estás contento y segrega neurotransmisores felices, comportarte de forma amable hace que poco a poco tu cabeza vaya entendiendo que los demás no están ahí para putearte la vida.

Cuando empieces a practicar la amabilidad, tendrás que prepararte para que te miren raro. Mucha gente no tolera bien la amabilidad. Desconfiarán de ti. Pensarán: algo querrá la rubia esta para ser tan maja. Pensarán que les estás haciendo la pelota. No obstante, no te dejes desanimar: persiste en tu amabilidad ridícula, que tarde o temprano los otros se darán cuenta de que eres así. Y se abrirán a ti. Se relajarán en tu presencia y empezarán a ser amables contigo.

Recuerda: no eres amable por los demás. Eres amable por ti mismo. Ser amable te hará feliz a ti más que a ninguna otra persona. Porque ellos se encontrarán con una persona amable durante un ratito de su vida; tú convivirás con una todo el tiempo. Tenemos tendencia a pensar que ser bueno equivale a ser tonto, o que ser amable hará que los demás se aprovechen de mí. Pero se puede ser encantador y, al mismo tiempo, conservar la firmeza. Estar enfadado todo el rato no hará que la gente te respete: hará que te teman y/o te odien, y eso es una mierda.

Aquí enuncio algunas ideas sencillas para la amabilidad. Ponlas en práctica como un juego, como si estuvieras estudiando para ser un profesional del tema. Recuerda: no necesitas ser bueno para ser amable. Yo no soy buena. Lo intento, de verdad: estoy esforzándome mucho para serlo. Pero mi interior es malicioso, y a veces critico, y otras pienso mal de la gente. Pero intento ser amable, porque así al menos compenso esos rastros de malignidad que habitan en mi interior.

Seis maneras sencillas de ser ridículamente amable

1. Practica la sonrisa encantadora.

La sonrisa encantadora tiene que ser ridículamente encantadora. Totalmente luminosa. Ponte delante del espejo y venga, adelante: sonríe. Como le sonreirías a la persona a la que amas después de mucho tiempo sin verla. Como le sonreirías a tu actor favorito si pudieras conocerle en persona. Tiene que ser una sonrisa de “me alegro muchísimo de que existas y de poder conocerte o volver a verte”. Ahora sonríele así a todo el mundo: al conserje, al conductor de autobús, al capullo de tu jefe o a la vecina del quinto.

Las sonrisas tienen un poder descomunal. Desarman. A medida que aprendas a leer las emociones de la gente, verás cómo reaccionan ante una sonrisa encantadora. Sonríen también, la mayoría de las veces. Expresan cierta sorpresa con las cejas y los ojos. Su cara dice algo como “¿por qué se alegra ésta tanto?” pero, al mismo tiempo, no pueden evitar seguirte la corriente. Las sonrisas son mágicas.

2. Sustituye la expresión “gracias” por “te lo agradezco”.

Esto lo aprendí de Anxo, amigo y brillante terapeuta, que ni siquiera era consciente de que lo hacía hasta que yo se lo hice notar. Él nunca dice gracias, sino “te lo agradezco”. Puede parecer estúpido, pero funciona. Funciona porque “gracias” es un palabra corta, que no cuesta mucho trabajo y que a veces decimos de forma automática. “Te lo agradezco” es casi tres veces más largo, y hace que al otro le dé tiempo real a darse cuenta de que oye, verdaderamente valoramos su esfuerzo. Produce una sensación calentita en los estómagos ajenos.

3. Desea un feliz lunes.

O un feliz jueves, una feliz tarde, o un feliz fin de semana. Pero haz explícitos tus deseos de que los demás sean felices. Los lunes, sobre todo, son los más importantes. Los lunes todo el mundo está cabreado. Menos yo; a mí los lunes me gustan, pero yo soy rara. El caso es que el resto de la humanidad lo está pasando de puta pena, así que si puedes desearle a alguien feliz lunes quizá no cambies su vida, pero por lo menos cortocircuitarás durante un segundo su torrente de mal rollo matutino.

Esto sirve para todas las costumbres de la amabilidad. Tú no vas a cambiar el mundo ni a la gente que te rodea, y a veces que seas amable no servirá de nada. El otro te gruñirá y te dejará cortado. Pero recuerda que eres amable por ti: eres un amable egoísta. Y recuerda también que la mayoría de las veces la gente no cambia dándose la vuelta, como los calcetines. Es más bien una cuestión de horadar corazas, como las gotas que caen sobre las piedras. Tus gotas de amabilidad pueden terminar atravesando la roca de los otros. Los budistas dicen que escuchar hablar de la senda de la liberación mientras estás vivo es bueno, aunque no llegues a seguirla. Por lo menos te suena. Por lo menos oyes campanas.

4. Apréndete los nombres de los teleoperadores.

Esto es para máster de la amabilidad ridícula, y a lo mejor te cuesta si no tienes buena memoria para los nombres. No importa: inténtalo. La próxima vez que llames a tu compañía de móvil o al seguro de tu coche, permanece atento y apunta el nombre del teleoperador que te atiende. A veces lo dirán muy rápido, así que presta toda tu atención. “Movistar, buenas tardes, le atiende Luisa, ¿en qué puedo ayudarle?”. Después, cuando te hayan solucionado (o no) tu consulta, despídete del teleoperador por su nombre. “Muchas gracias, Luisa” o, todavía mejor: “te agradezco tus servicios, Luisa”.

Ahora colócate en el lugar de ese teleoperador. Es un chico o una chica que seguramente tenga una carrera y que no ha encontrado más que ese trabajo de mierda. Está harto de aguantar los marrones ajenos y encima tiene que ser rápido, eficaz y conseguir una cosa llamada “sonrisa telefónica” (verídico). Se pasa así ocho horas al día y se siente un número anónimo e inservible. Y de repente llegas tú y le llamas por su nombre. Los nombres son algo muy poderoso. Nos dan identidad y nos diferencian a unos de otros. Observa el cambio que se produce cuando dices su nombre: algunos se quedan tan sorprendidos que se aturrullan cuando contestan. Va, siéntete una buena persona, siéntete especial: te lo has ganado.

5. Elogia.

Los elogios son delicados. La gente se pensará que quieres hacerles la pelota o conseguir algo de ellos. No importa: tú persiste hasta que se acostumbren.

Sucede que pasamos un 90% de nuestra vida hablando de cosas malas. Escucha cualquier conversación: nadie habla de lo bien que huele el mar, sino de lo mal que está la economía, y eso que ambas cosas pueden ser más o menos ciertas. De la misma forma, casi nunca decimos lo que nos gusta de los demás, y casi nunca se lo decimos a ellos. Como dijo Goethe: “Si tratas a los demás como son, los harás peores de lo que son; si los tratas como deberían ser, los harás mejores de lo que son”. Hay una cosa en psicología que se llama profecía autocumplida: nos adaptamos a lo que sabemos que los demás piensan de nosotros. Cuando elogies a alguien, esa persona pasará el resto del tiempo que comparta contigo intentando estar a la altura de ese elogio.

En realidad, ya te digo: lo haces por tu bien, y quizá esto de ser amable sea un poco manipulador. Pero el otro también se sentirá bien, así que ganáis todos.

6. Cocina para otros.

Cocinar es una forma sencilla de cuidar. Piensa que lo primero que hicieron los demás por ti fue cocinarte. Al principio era fácil: tu madre te daba el pecho, punto. Después empezó a prepararte biberones. Luego pasaron un montón de años en los que no podías acercarte al fuego y los mayores se encargaban de procesar los alimentos para que tú te los comieras.

Ahora eres mayor y puedes cuidar de otros dándoles comida. Hay un montón de ocasiones en los que puedes cocinar para los demás. Puedes llevar algo rico a una fiesta o invitar a la gente a cenar a casa. Prueba a hacer una tarta o un bizcocho y llevarla al trabajo. Sácala en la hora del café o en el desayuno. Ese día será distinto a los otros. Habrá algo agradable después de la reunión coñazo de la mañana.

Si quieres ser un máster de la amabilidad, cocina para desconocidos. Haz un bizcocho o un potaje y llévaselo a un transeúnte. Si siempre que te piden limosna te niegas, y piensas que es lo justo pero, aun así, te sientes mal, compensa el karma dándole a alguien que pida una rica comida casera. Reconozco que esto requiere unos niveles muy locos de amor por la humanidad, pero quién sabe: igual todo ese amor estaba dentro de ti y lo estás descubriendo ahora.

Hay muchas formas de ser ridículamente amables, pero todas tienen el mismo objetivo. Dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos. Respetar y apoyar las batallas ajenas. Conectar con esos otros bípedos misteriosos llamados humanos. Por último, no olvides que, en el fondo, amable significa «que puede ser amado». Trata de querer a los demás y trabaja para que te quieran con motivo. Verás como todo va mejor.

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39 comentarios
39 comentarios
  1. Pepa enero 7, 2013

    Me siento muy identificada con tu forma de expresarte. Me encanta tu blog. Por favor, no lo dejes. 🙂

    Responder
    • Marina enero 8, 2013

      Muchísimas gracias. Y descuida, que no lo pienso dejar 😀

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  2. juan pearl enero 7, 2013

    A mi me gusta usar las palabras «disculpe» y «me permite»…y a veces» si es tan amable, le importaría…» es verdad que a veces nos sorprendemos cuando la amabilidad se usa en en un entorno que no es de trabajo o de cortesía como en una cena con los jefes y cosas así. Ser amable es un trabajo de fondo, al principio parece que cuesta y es difícil agradecer situaciones cotidianas, ademas en tu vocabulario no existían esas palabras… pero poco a poco va saliendo y cuanto mas amable eres, mejor te sientes… Felicidades por el Blog!!

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    • Marina enero 8, 2013

      El «me permite» cuando vas por la calle y se te pone alguien delante también es amor. Tienes razón en que ser amable es un trabajo de fondo; si es así, se te va a dar bien, que tú tienes mucha resistencia!

      Un abrazo y ánimo con esa bici.

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  3. Violeta enero 7, 2013

    Precisamente uno de mis propósitos de año nuevo va sobre esto. Porque a veces creo que voy por la vida siendo una borde y no me gusta nada quedarme con esa sensación. Tu artículo me ha venido al pelo, de hecho, me encantaría un «Seis maneras sencillas de ser ridículamente amable – parte II». Si se me ocurren otras ideas ya las contaré por aquí. De momento, te agradezco mucho el post (ya estoy practicando el punto 2) 😉

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    • Marina enero 8, 2013

      ¡Me alegro muchísimo! Sobre todo de que ya estés practicando. Yo seguiré buscando, a ver si encuentro otras seis y podemos hacer una continuación. Entre todos, podemos convertirlo en una saga tipo El Señor de Los Anillos.

      Un beso grande :*

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  4. Eire enero 7, 2013

    Estoy de acuerdo, aunque en la amabilidad me atrevería a decir que también influye la cultura. En algunos países el «gracias» y el «por favor» está muy presente en las conversaciones diarias. En otros países cuesta más escucharlo… 🙂

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    • Marina enero 8, 2013

      Tienes muchísima razón. Los ingleses de eso saben un montón, y me imagino que los irlandeses también (ya me lo contarás).

      Kisses 😛

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  5. Marta (Galicia) enero 8, 2013

    Yo estoy en proceso de delimitar la frontera entre el ser amable y el ser tonto, que supongo que será por eso que dices de la firmeza, pero siempre caigo en el ser tonto! Eso sí, estoy intentando mejorar :p

    Buen miércoles, Marina [sonrisa encantadora]! Y te agradezco mucho el post! Ñajaja! 😉

    Un besote!

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    • Marina enero 9, 2013

      Que no, mujer, que se puede ser listísimo y a la vez ser amable… a ver si escribo pronto sobre la firmeza y lo aclaro. Ser bueno y estar protegido no son incompatibles.

      ¡Un beso y feliz miércoles (sonrisa encantadora)! ¡Te agradezco tu comentario!

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  6. concha enero 9, 2013

    Hoy han llamado a la puerta 2 señoras con una biblia. ¿Habría sido ridiculamente amable invitarlas a un te?. La verdad es que no lo he hecho.
    Bueno, en serio, a mí me gusta decir que feliciten al cocinero cuando como en un restaurante.Si está la comida buena , claro. Y en general creo que ser amable me va bastante bien. UN BESO.

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    • Marina enero 11, 2013

      ¡Claro que te va bien!
      Lo de la biblia no sé si habría sido amable, pero sin duda habría resultado divertido.
      Y casi todo lo que sé de la amabilidad me lo has enseñado tú 🙂
      Un beso gigante. Te quiero mil.

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  7. miguel enero 14, 2013

    Conozco a un tipo que muchas de las veces que le decimos gracias, responde «no las merece». Y tiene un efecto parecido a tu «te lo agradezco».
    A mí también me gusta lo de «encantado» o similar cuando te presentan a alguien.

    Enhorabuena por el blog!

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    • Marina enero 14, 2013

      ¡Gracias! Me estoy imaginando un diálogo megaamable entre un «te lo agradezco» y un «no las merece» y me resulta divertido.

      Un abrazo.

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      • Juan Carlos enero 17, 2013

        Yo, en mi opinión, puntualizaria que cuando nos agradezcan alguna cosa lo aceptemos de verdad y no lo rebotemos hacia afuera con un «no ha sido nada», etc. Aceptemos al 100% los regalos de este tipo.

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        • Marina enero 18, 2013

          Tienes toda la razón. A veces, aceptar el agradecimiento es igual de difícil que ser agradecido. Un abrazo!

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  8. Sandra febrero 11, 2013

    Hola!

    Me ha hecho mucha gracia cuando has mencionado el tema de los Teleoperadores jajaja. De hecho yo ahora, cuando hay faena, estoy trabajando de ello, y no es que me apasione, pero es lo que hay (ya que aunque tenga carrera y vocación, de momento no ha servido de mucho).

    Ojalá todo el mundo me tratara de forma «personal» más a menudo.. normalmente soy «otra más» «otra pesada que está llamando todo el rato».. incluso algunos se ponen como una fiera, como si fuese yo que me aburro y les llamo para divertirme….. con algunas personas te pones de una mala leche que les arrancarías los ojos… pero bueno, ante todo sonrisa telefónica. Ufffffffffffffff.. a veces es agotador soportar las imbecilidades. Suerte que de vez en cuando hay alguien amable que te tiene en consideración, aunque sea un poquito.

    Intentaré prácticar el resto de puntos! 🙂
    Un saludo!

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  9. ANCASALE marzo 9, 2013

    Totalmente, de acuerdo, Marina. Siempre intento ser amable, y creo que lo consigo. Y aunque hay gente que nunca llega a entenderlo e incluso te tacha de cínico e hipócrita, la mayoría sí que lo percibe y lo valora, y te lo devuelve en forma de amistad, de aprecio o simplemente de agradecimiento.

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    • Marina marzo 12, 2013

      Estoy de acuerdo en que la gran mayoría de la gente lo aprecia. Sobre todo, creo que es importante recordar que somos amables por los demás y también por nosotros mismos. Muchas gracias por participar y un abrazo.

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  10. ANCASALE marzo 9, 2013

    Se me olvidó decirte que me encanta todo lo que escribes y la forma en que lo escribes. Y no es una falsa amabilidad de mi parte.

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    • Marina marzo 12, 2013

      Muchisísimas gracias. Y no es un falso agradecimiento de mi parte 😉

      Responder
    • Didit enero 30, 2014

      Nice thoughts. I study soimhteng more challenging on completely different blogs everyday. It will always be stimulating to learn content from other writers and follow just a little soimhteng from their store. I’d favor to use some with the content material on my blog whether or not you don’t mind. Natually I’ll give you a link in your net blog. Thanks for sharing.

      Responder
  11. Nieves marzo 13, 2013

    Nuevo plan: practicar el «te lo agradezco» 😀

    Responder
  12. Miguel abril 24, 2013

    Decía un psicologo de Cruz Roja que hay que reforzar a la gente que hace bien su trabajo, sobre todo a funcionarios que están hoy tan denostados. A mi cuando me han informado y tratado bien lo he agradecido siempre y se lo he dicho a la persona. Creo que es importante que la gente reconozca el trabajo bien hecho.

    Anoche mismo felicité a uno de un soporte técnico porque en su empresa siempre que llamas tienes la sensación que se echa balones fuera. Y para una vez que alguien me daba información relevante, era amable y no nos echaba la culpa de todo, se lo agradecí un par de veces. Creo que se quedó un poco sin saber que decir, porque no dijo nada 🙂

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  13. Antonio junio 13, 2013

    Yo tengo la ridiculísima costumbre de preguntar a todo el mundo el lunes, de manera sistemática «¿qué tal el fin de semana?». Incluso algunas veces, en un arrebato total de locura… Incluso he felicitado las navidades a desconocidos!!

    Cualquier día de estos, en caza y captura… te lo digo yo…

    Enhorabuena por el blog, y sobre todo por la intención que te lleva a hacerlo. Que todos podamos disfrutarlo y compartirlo como se merece!!

    Te agradezco el esfuerzo, muy sinceramente.

    Un saludete!

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  14. Caro chan junio 19, 2013

    Hey!Yo hago lo de los teleoperadores, lo aprendi de mi madre…pero el resto me lo apunto…te agradezco el blog! >.<

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  15. lulu agosto 20, 2013

    hola que tal, pues creo que yo soy ridículamente amable pero en mi lugar de trabajo no es favorable ya que es de constante presión hacia los contactos. El detalle es que pienso que algunas personas no me ven como compañera de trabajo sino como la que se quedo después de hacer sus prácticas y lo peor de todo es que siempre he de utilizar la palabra «si quieres» en cada final de oración…me siento perdida!!! pues me afecta mucho cuando algo hice mal… 🙁

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  16. Ricardo Gallardo abril 11, 2014

    Muy buen artículo has escrito, yo en lo particular, me encanta hacer eso, el mandar un mensajito a las personas que son especiales, el simple echo de decirle que tengas un magnifico día, el que estés de lo mejor, o uno mas simple, te mando un enorme abrazo cuídate, es tan gratificante el leer su respuesta, el que personas te digan, tu siempre alegras el día, tu siempre das esa chispa para que un día malo cambie, leer estos mensajes me hacen sentir muy bien, muy contento alegre, aunque a veces no falte el que diga, necesitas algo??… te puedo preguntar porque me saludas???… a veces ellos no entienden el valor de esos mensajes, creen que solo lo haces porque necesitas algo de ellos.

    Al principio cuando comienzas ha hacer esto, si es fuerte el saber que ellos no lo harán, antes si me ponía triste, pero vas entendiendo con el tiempo, no lo haces por ellos, lo haces por ti, porque te sientas mejor porque me nace de corazón desearles un buen día, hoy ya después de hacerlo por algún tiempo, no necesito una respuesta de ellos, porque se, que aún sin esa respuesta, se que lo leyeron y por un instante sonrieron.

    Muchos de mis amigos me preguntan, Ricardo nunca te hemos visto triste, que haces para estar siempre contento con esa sonrisa en la cara,siempre que te vemos eres el mismo, esa persona que contagia su alegría y su sonrisa, yo simplemente respondo, no me gusta perder el tiempo estando triste no gano nada, al contrario si sonrió, estoy seguro que obtendré una sonrisa de vuelta, y eso es alimento para mi corazón…

    Aún nos falta mucho por mejorar, apartir de esto que he leído, me he dado cuenta que aún me falta mucho para ser ridículamente amable, así que a seguir trabajando, te agradezco mucho el tiempo que tomas para escribir en esté tu maravilloso blog…

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  17. Guillermo agosto 13, 2014

    Sinceramente, «Seis maneras sencillas de ser ridículamente amable» me parece un buen artículo, bien escrito y un buen conjunto de estrategias para mantener la falsa y habitualmente inconsciente careta, hacer creer al otro que sentimos lo que en verdad no estamos sintiendo y hacer que el otro se sienta mejor cuando está en contacto con nosotros, vamos, lo que habitualmente se llama seducir (sea sexualmente, socialmente, etc.), lo que no es más que otra forma de manipulación. ¡¡Viva la psicología al servicio de la neurosis!!

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  18. eliza abril 27, 2015

    Muy bueno, ha practicarlos. gracias, saludos desde El Salvador.

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  19. Matias julio 26, 2015

    Yo soy uruguayo y vivo en Brasil. El «te lo agradezco» creo que quedaria bien ‘te agradeço’ jaja.
    Hace unos dias conoci tu blog e realmente me encanta.

    (Sonrisa encantadora) te agradezco por llevar a cabo este gran proyecto

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  20. Gracias octubre 25, 2016

    Me sorprendo a mí mismo escribiendo algo que no creí que fuera capaz de poner nunca en un blog ajeno:
    maravillosa lectura.

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  21. Laura octubre 1, 2017

    Hola acabo de descubrir tu blog y me ha gustado mucho el articulo, además me viene genial, porque estaba buscando algo así, por un lado me encantaria ser amable, pero por otro no lo soy porque estoy harta de poner la cara, que la gente pase de mí y me use como si fuera un clinex de usar y tirar y dije hasta aquí, además de que ser amable y poner buena cara, aunque no lo sientas para mi es falsedad, soy una persona que siempre lo digo todo a la cara tanto lo bueno como lo malo, se que la gente se mosquea conmigo, por lo clara que soy, pero no balgo para ser falsa se me nota en la cara, estoy intentando ser mas agradable pero me resulta muy dificil, porque para mí es como traicionarme a mi manera de pensar, soy de las que piensan que si una persona es fea, porque le tengo que decir guapa y encima sonreir, soy muy rara y muy leal a mi manera de pensar, pero si me gustaria encontrar el punto medio, para yo encontrarme agusto ante la gente, gracias.

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  22. Dianita marzo 11, 2018

    Buen artículo, gracias.
    Siempre he intentado ser la persona que me gustaría conocer, por lo que el ser amable no es algo que me cueste al principio de conocer a alguien. El problema es cuando no me siento de buen humor y me encierro en mi burbuja de amargura, entonces, para no afectar a los demás me alejo. Y me va peor, porque la gente cree que estoy molesta con ella, cuando la verdad es diferente. Me urge cambiar eso.

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  23. Joaquín Gorreta Martínez mayo 19, 2023

    COMO DESARROLLAR CONCIENCIA ESPIRITUAL
    Con el patinete eléctrico

    1- velocidad aconsejable 20 kms
    2- aceleraciones suaves y progresivas, igual máxima comodidad y seguridad
    3- ceder el paso a todos los peatones posibles en tú trayecto, igual a máximos actos de conciencia
    4- agradece a los conductores que te ceden el paso, igual a educación espiritual
    5- tu relajación y evolución será progresiva a más tiempo más actos de conciencia, igual a pura inteligencia.

    Responder

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