Viajar con valores

Como ya comenté hace unas semanas, he estado de viaje por Estados Unidos, y de ahí mi prolongada ausencia. Hoy es el último día que pasaré aquí, y entre paseos nostálgicos y preparación de equipaje no quería dejar pasar la oportunidad de escribir unas palabritas para los jipis. Como siempre, espero que te gusten y, más importante aún: que te sirvan.

Lo confieso: no soy ninguna experta en viajar. Hasta hace poco, era tan miedosa y estaba tan preocupada con no volverme loca que no pensaba demasiado en ir de viaje. Para mí no era una prioridad. En vacaciones me iba a meditar o me quedaba en casa, porque pensaba que cambiar de coordenadas geográficas no haría más que aumentar mi ansiedad.

De un tiempo a esta parte, sin embargo, me apetece viajar. Supongo que he conseguido (más o menos) gestionar mi angustia. Estoy satisfecha con mi vida. Le veo un horizonte y un sentido. Así que viajo y me encuentro con que me sienta bien. Es una oportunidad para aprender otras cuestiones, para profundizar en mí misma y para crecer.

Viajar es una experiencia muy personal. Además, Psicosupervivencia cree profundamente en la inteligencia de sus lectores. Así que no voy a dar consejos para viajar con valores. Voy a aconsejar, eso sí, que viajes con valores. Un viaje puede convertirse en una extensión de los problemas de la vida moderna y occidental: acumular sensaciones, apegarse a experiencias, huir de una realidad que no te gusta y después lamentarte porque tienes que volver a ella. No creo en la diferencia entre lunes y sábados, y tampoco entre vacaciones y trabajo. El concepto de preferir siempre la parte corta de la vida (los fines de semana y el mes de vacaciones) me parece un síntoma de que tu vida no va todo lo bien que debería. Por eso, me parece importante que el viaje sea una oportunidad de profundizar en los valores que tratas de construir y fomentar en tu realidad cotidiana.

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Como viajar es personal, y también lo son los valores que cada uno escoge, voy a contaros cómo intento hacerlo yo y qué tal va la cosa hasta ahora. Ya lo he dicho: no soy ninguna experta, así que imagino que iré evolucionando como viajera y como persona. Lo que me interesa compartir y explorar es la idea de que uno puede y debe aprovechar un viaje como una oportunidad de gran crecimiento, aprendizaje y recuperación de energías y perspectiva.

A continuación, os incluyo una lista de mis valores favoritos y de cómo estoy tratando de hacerlos presentes en este viaje.

Coraje: no hay decisiones buenas o malas, sino motivos buenos o malos. En ese sentido, el miedo me parece la peor razón para hacer (o, en la mayoría de los casos, dejar de hacer) algo. Así que viajo sola, al lugar al que quiero viajar (EEUU) y de la forma que quiero hacerlo: escalando, moviéndome, utilizando Couchsurfing, alquilando un coche. Todas estas cosas me dan cierto miedo. Claro que hay riesgos, y claro que sería más seguro quedarme en el sofá de mi casa y comer pipas. No obstante, quiero hacer estas cosas. Son importantes para mí. Y puedo hacerlas confiando o desconfiando. Contándome la historia de lo peligroso que es para una mujer viajar sola, o la de todas las mujeres que lo han hecho desde siempre y han salido adelante. Pensando en la gente mala o en la gente buena. Procuro ser precavida y razonable, pero no soy cobarde.

Aceptación y simplicidad: me gustan los viajes largos, porque me gusta empaparme de la vida del lugar e ir relajada. No quiero que mis vacaciones se conviertan en una agotadora persecución de experiencias. En este viaje, por ejemplo, he pasado algunos días haciendo recados (devolver el saco de dormir que había alquilado para el fin de semana, reservando el coche de alquiler para la semana siguiente) y escribiendo en las cafeterías de Boulder. Lo que para algunos sería una pérdida de tiempo, para mí es una forma de estar en el sitio sin perseguir nada concreto, dejándome contagiar por el espíritu de la ciudad.

Como mi dinero no es ilimitado, utilizo Couchsurfing: una página de contactos para viajeros donde puedes encontrar alojamiento, eventos y compañía. Couchsurfing tiene muchísimas cosas buenas: ahorras, conoces gente y puedes vivir la experiencia viajera desde el interior, en lugar de ser un simple turista. También tiene sus inconvenientes: la incertidumbre, la incomodidad o la necesidad de cambiar planes en el último momento. Quizá querrías visitar un pueblo, pero la única persona que se ofrece a alojarte está en el de al lado.

Para mí, lejos de ser inconvenientes, las características couchsurferas del viaje me permiten practicar la aceptación. En lugar de volverte codicioso e intentar tachar todos los lugares de interés de tu guía Lonely Planet, te adaptas a lo que tus huéspedes te ofrecen y abres la puerta a nuevas posibilidades. Yo no pude escalar en Cantabria este verano, pero mi anfitrión, Carlos, me preparó una ruta estupenda por los pueblos cercanos al suyo. Tampoco vi monumentos en Oviedo, pero pude asistir a una manifestación por a escuela pública con Joaquín, un encantador profe de Gijón.

La aceptación y la capacidad para sentirse satisfecho con lo que tienes son ingredientes esenciales para una vida feliz y, por qué no, para un viaje feliz.

(No sé muy bien cómo llamar a esto, pero imagino que podría resumirse como «esforzarte por lo que te importa»): no soy capaz de parar lo que me interesa y me gusta hacer en mi vida normal, así que trato de llevarlo al viaje. Por eso quiero escalar, leer, escribir y aprender sobre el sitio donde me encuentro. Este viaje he podido entrenar en rocódromo, adelantar lecturas, contestar algún que otro mail e incluso escribir este artículo. Un post en tres semanas no es ningún modelo de productividad, pero creo que si no hubiera estado tan agotada antes de salir, habría sido capaz de seguir trabajando. Encontrar ese equilibrio y ese espacio es, sin duda, un buen objetivo para la vida cotidiana y los viajes futuros.

Amor: entendido como la capacidad para conocer y querer a la gente. Para mí viajar no tiene sentido sin las personas. Por eso, cuando en el futuro recuerde estos días, no me vendrán a la mente las explicaciones sobre las formaciones geológicas de Utah o Colorado, sino la gente con la que he compartido esos momentos. Qué mejor oportunidad para abrirse a los demás que cuando más los necesitas. Lejos de casa, desorientado y muchas veces solo, la capacidad para contactar de forma honesta y agradecida con los demás será lo que transforme un viaje normalito en una experiencia inolvidable.

Personalmente, además, estoy encontrando que al viajar es mucho más fácil ofrecer una versión más auténtica y directa de uno mismo. El tiempo para compartir es reducido, y la gente con la que contactas tiene a menudo valores parecidos a los tuyos: apertura, curiosidad, atracción hacia lo desconocido… La certeza de que estarás ahí un tiempo limitado puede hacer más sencillo que caigan las barreras y presentes a una versión sin miedo de ti.

Cambio: la terapia, el crecimiento y, si me apuráis, la Vida, va de asumir que todo cambia e introducir la posibilidad de significados nuevos. Qué mejor oportunidad que un viaje para absorber como una esponjita la cantidad de variaciones que tiene el mundo. En dos días estaré de nuevo en Madrid, en mi vida de siempre, con mi gente de siempre. Si soy lista, no permitiré que todo lo que me llevo de aquí se quede en la aduana. Conocer otros estilos de vida, otras aspiraciones, otras posibilidades, es inspirador. Los viajes plantan semillas, y yo voy a hacer lo posible para que crezcan.

 

¿Y tú, qué opinas sobre los viajes? ¿Lujo primermundista u oportunidad de crecimiento? ¡Compártelo en los comentarios!

A partir de la semana que viene, por cierto, se acabaron las vacaciones. Más artículos, más newsletters, más tweets y más absurdeces para tus ojitos, jipi. Gracias por seguir ahí a pesar de mi ausencia. Y ya sabes: ¡a viajar, a viajar, que el mundo se va a acabar!

 

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13 comentarios
13 comentarios
  1. Cigi mayo 19, 2013

    La primera vez que te leí en massobreloslunes pensé: «qué chica tan sabia para lo joven que es». Con este y otros muchos post me reafirmo en mi pensamiento. Y lo bueno es que cuando te leo, me siento un poquito más sabia yo también :-).

    Llevaba un par de días jugando con el formulario de preinscripción del curso de vipassana, viendo videos en youtube de gente que lo ha hecho, y lo único que me impedía pulsar el botón de confirmar era el miedo a no poder con la experiencia, el miedo a lo que pensará mi entorno de mí. El punto que comentas del miedo me ha dado el empujón definitivo, me he dado cuenta de que es una tontería.Si todos los que salían en youtube han podido, yo también. Si mi familia no me comprende, pues qué le vamos a hacer. Vale, no es exactamente un viaje…o sí.

    Con todo lo demás que comentas, totalmente de acuerdo.

    Un beso guapa y que sea leve el jetlag

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  2. Juan Núñez mayo 19, 2013

    Riegas a menudo con honestidad y amor y con ello consigues que tus semillas se conviertan en mis mejores cosechas.
    Un abrazo.

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  3. Marta (Galicia) mayo 19, 2013

    Me ha encantado este post! Estoy de acuerdo con todo, especialmente con que yo también prefiero viajes largos a cortos para poder impregnarme de la cultura del sitio al que voy, y con que al final, la gente es lo importante, en los viajes y en general.

    Welcome back!

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    • JoDiamond enero 30, 2014

      Hello, gracias por el enclae!, ya lo conoceda, pero he encontrado una tienda online con bentos de Japf3n donde todas las cajas son preciosas y tienen miles de complementos, te dan ganas de comprarlos todos, es una ruina, tengo el enclae colgado en mi faltimo post, echale un vistazo!

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  4. alejandro mayo 19, 2013

    Se nota que tuviste una experiencia enriquecedora. Buen viaje de vuelta! Y si que prefiero los viajes largos. Cuánto más tiempo pasas en un lugar, más conoces su entorno.
    Se te echaba de menos! ; )

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  5. Pablo mayo 20, 2013

    Me encanta lo que decís sobre el problema de preferir las partes cortas de la vida; esperar con ansias las dos o tres semanas de vacaciones que tenés por ano, como si en esas semanas fueses a despolvar tu alma, hacerla tomar un poco de sol y rápidamente volverla a guardar hasta el siguiente verano. Si pensás demasiado en vivir así te puede agarrar vértigo muy rápidamente.

    Entender que la vida es un todo y no una colección de fines de semana y vacaciones es fundamental, por eso que me gusta tanto también lo de que no debería haber tanta diferencia entre lunes y sábados.

    Yo he tenido la suerte de poder viajar bastante durante mi vida, sobretodo en los últimos anos. En este ultimo que hice tuve la suerte de conocer a una persona muy fuerte que cuenta haber tenido miedo de viajar, de haber sido una persona con ansiedades y profundas tristezas. Sinceramente, si ella no me lo decía, no lo habría sospechado jamas. Pocas personas he conocido con tanta fortaleza y con un paso tan firme, con una visión de lo que viajar puede ser que emana anos de trotamundismo.

    Lo que comentas de la aceptación y la simplicidad me parece sencillamente maravilloso. Perseguir monumentos y destinos turísticos de manera frenética, sin detenerse a observar la gente caminar, sin sobreescuchar conversaciones de la gente local, sin respirar el aire y escuchar que clase de sonidos nuevos se pueden descubrir en un lugar donde nunca antes hemos estado, es verdaderamente trágico. No hay mejor manera de conocer un lugar que perderse. El equivalente emocional a vivir en base a una dieta de pastillas nutricionales, desperdiciando la oportunidad de descubrir un sinfín de gustos y texturas distintas de alimentos que pueden sorprender al paladar, para bien o para mal. En mi opinión, las zonas turísticas son las menos representativas del lugar.

    Agregaría a esa excelente lista de valores: extrema flexibilidad y, como se infiere en tu post, esos valores no se aplican solamente al viaje sino al día a día en general. Los planes son simples propuestas, puntos de partida, con cambios bruscos que han de ser bienvenidos. Tres días de mal clima pueden arruinarte el viaje, o pueden hacerte manejar nueve horas hacia el norte y descubrir excelentes compañeros de viaje en el camino. Una ensalada mal hecha puede destruir tu cena de cumpleaños, o puede ser una divertida anécdota y la invención de una nueva propuesta culinaria. Horas de manejo por el desierto con el tanque de nafta medio vacío puede generar una ansiedad terrible, o puede convertirse en un símbolo de algo precioso volcado en una gastada tarjeta con la fotografía de la anhelada estación de servicio. Todo depende de como uno se lo tome, y de cuanta flexibilidad aceptes en tus planes.

    Me encanta la segunda foto de este post particularmente. Muy linda, con los brazos abiertos, lista para nuevos desafíos, en un lugar mágico lleno de pequeñas piedritas por descubrir. Ahora a seguir con tu viaje desde la ciudad que te ve crecer hoy.

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  6. Vanesa mayo 20, 2013

    Hola! 🙂

    Me alegro que el viaje haya ido bien, yo no he viajado mucho pero si que me gusta hacerlo en pequeños grupos, sola de momento me da susto xD, me gustaría hacer unos cuántos viajes con amigos y luego ya probar sola, estoy de acuerdo que no puedes vivir para esas pocas semanas de vacaciones pero poder dedicar unos días exclusivamente a pasártelo bien la verdad es que lo hace más llevadero. Los viajes los veo como un respiro, una parada en el camino para cargar las pilas y tomar una nueva perspectiva de uno mismo y de su entorno, así poder luego trasladarlo a tu vida y aprender a disfrutar del día a día.

    Coincido contigo respecto a empaparse de la vida del lugar. Los monumentos, las rutas…son muy interesantes y en un principio el centro de tu atención pero son las cosas cotidianas las que le dan otro toque al viaje, te enseñan la ciudad real y no la que montan para los turistas.

    Ains que ganas me entran de irme por ahí! xD

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  7. concha mayo 20, 2013

    Pitu, te quiero. Te mereces lo que estás viviendo. Estoy feliz. Te admiro muchísimo. Eres un pozo sin fondo. Siempre aprendo algo de ti y eso me encanta. Aunque estés lejos me ayudas mucho. Has sido una fuente de satisfacciones desde que naciste, y tu capacidad de superación y entrega a todo lo que haces es genial. Y lo que estás ayudando a tanta gente y lo que puedes seguir ayudando. Eres «una sanadora». Todo lo que aprendes lo compartes con los que te rodeamos. Eres genial. Tienes tantas capacidades que nos asombras a todos. Disfruta y sigue viviendo sin miedo o superándolo. Es la forma de vivir la vida de verdad. Vive el presenteque hoy te regala la vida y que tanto te mereces. Suerte en esta nueva etapa laboral y personal.
    Al leerte me vuelven a entrar ganas de viajar. Aunque lo integres en tu vida tu mente y tu forma de sentir las cosas cambia, te abres a conocer personas y cosas, paisajes y edificios. Vas con los ojos abiertos, con el corazón dispuesto a absorver lo desconocido, y te unes a gente dispuesta a reir y pasarlo bien, con un espíritu de aventura, aunque estés en una ciudad europea. El mundo está lleno de cosas increíbles, ojalá tuviéramos tiempo de conocer tanta maravilla. Pero lo que nos regala la vida en cada momento hay que aprovecharlo, siempre os lo he dicho. Vivir, aprender…antes que tener.
    Mil besos.

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  8. Juan Carlos mayo 24, 2013

    Precioso post!!!! Es de esos para leer una y otra vez. Con lo del miedo a viajar solo me has dado de lleno.

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  9. abuja62 mayo 26, 2013

    Bienvenida.
    Me alegro que hayas podido disfrutar de tu viaje tanto. Espero que nos dejes ver algunas de las fotos que hayas hecho (Es que me gustan muchos las fotos, jejejeje). A mi también me da miedo irme a sitios donde no conozco las costumbres y sobre todo la lengua (eso si que me echa para atrás). Pero reconozco, que las pocas veces que lo he hecho lo he pasado fenomenal; a mí me gusta visitar sitios, pero también andar por las calles de los sitios que visito; y casi siempre me he llevado muy buenos recuerdos. Espero que no dejes de superar tus miedos, estoy segura de que siempre se pueden superar pero además, en cuanto consigues superar ese deberás de superar el siguiente y así hasta el infinito. : ) «Asín es la vida».
    Lo dicho, disfruta, tu que puedes de todo y de todos.
    Feliz Felicidad. #FF
    Un abrazo.

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  10. Laura agosto 11, 2014

    Viajar con valores, sí!! A mí me encanta viajar, desde siempre. Pero ¿eso de tachar la lista de la lonely planet! That was me!!! jajaja. Sin embargo hace poquito, desde un viaje a Marruecos, empecé a valorar otra forma de viajar, ¿has oído hablar del movimiento slow? Seguro que sí. Me gusta visitar muchos sitios pero es lo que dices tú, es más valioso vivir el lugar en el que estás, mezclarte con la gente, observar despacio … Espero ponerlo en práctica pronto porque en 3 semanas doy un salto al vacío desde mi área de confort y me voy a la India con un grupito organizado (ir sola allí no me atrevo) pero sin conocer a absolutamente nadie. A ver qué tal … me ha venido genial tu post!! Un abrazo!!

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