Preguntamos y resultó que era la noche con la luna llena más cercana a la tierra en nosecuántos años, así que había una convocatoria para empezar la ruta cuando se fuera el sol.
No solo no habíamos llegado tarde: era demasiado temprano.
Sin poder creer nuestra suerte, nos fuimos a una cafetería cercana a merendar y a hacer tiempo hasta que se hizo de noche.
Después empezamos la ruta. Caminamos varias horas sobre crestas donde aún relucía algo de nieve.
(Con más gente que en El Corte Inglés un día de rebajas, eso sí)
Nos quedamos a dormir bajo las estrellas y volvimos al coche a la mañana siguiente.
Me estaba acordando de esto el otro día y de todas las veces que pensamos que llegamos tarde a la vida.
Nos sentimos demasiado mayores para cambiar. Miramos atrás y pensamos en la de tiempo que hemos desperdiciado sin hacer nada importante.
¿y si te pasara como a nosotros en Cuerda Larga? ¿Y si has llegado justo a tiempo para empezar una hermosa ruta?
Porque tus circunstancias actuales son únicas, igual que lo era aquella luna del verano madrileño y ¿quién sabe? Igual son perfectas para un tipo de futuro que ni siquiera sabrías imaginar.
¿Cómo sería si te dijeras que llegas en el momento idóneo para lo que deseas? Para comenzar ese gran proyecto o cultivar esa cualidad que siempre pensaste que era para otros.
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