El secreto de la felicidad

Hablando de títulos ambiciosos.

Confieso que estaba escribiendo acerca de algo completamente distinto. Para ser más exactos, estaba escribiendo sobre escribir, es decir: metaescribiendo. Divagaba acerca de por qué escribir me hace feliz, por qué todo el mundo debería probarlo, cómo se relaciona con mis valores en la vida y otras reflexiones profundas. Me he parado en el punto de los valores, e iba a empezar una lista no exhaustiva cuando he descubierto el secreto de la felicidad.

Así, sin avisar.

Y como os quiero mucho y me debo a mis jipis, he abierto un documento nuevo para compartirlo con vosotros y explicarlo.

¿Listos? Va, un poco de ceremonia. Id a por un café o una infusión, poned música suave, desconectad el teléfono. Esto os podría cambiar la vida.

De nuevo: ¿listos?

Pues ahí va. La felicidad en cuatro pasos:

1) Identifica tus valores.

2) Encuentra actividades donde puedas hacerlos presentes.

3) Practica esas actividades a menudo.

4) Renuncia a (casi) todo lo demás.

Punto pelota. No sé si ponerle copyright.

Valor es un concepto poderosísimo, y aunque lo esté popularizando ahora la psicología occidental, no lo hemos inventado nosotros. Buda ya sacó el tema hace 2500 años. Él hablaba de las diez perfecciones, o parami, que no son más que diez valores que uno tiene que ir desarrollando a lo largo de vidas y vidas. Dicho así suena un poco raro, lo sé, pero quédate conmigo. Estos son los parami:

– Ecuanimidad.
– Amor compasivo.
– Generosidad.
– Firme determinación.
– Renuncia.
– Tolerancia.
– Verdad.
– Sabiduría.
– Esfuerzo.
– Moralidad.

Ahí lo tenéis. Supongo que yo tengo suerte, porque no se me ocurren muchos más valores que quiera incluir en mi idea de la felicidad. He comprobado que los diez parami son buenos para mí y para los que me rodean. Vosotros podéis buscar otros valores, si os resultan más útiles o más inspiradores; lo importante es, como decía también el Buda, que conduzcan al beneficio de uno mismo y de los demás.

Buda no sólo propone el trabajo con valores, sino que introduce el concepto de múltiples vidas. De esta forma, entiende los paramis como valores, y no como objetivos. ¿Cuál es la diferencia?

– Un objetivo es algo que se alcanza y ya está, y tiene el inconveniente de dificultar que disfrutemos el viaje y/o de dejarnos vacíos cuando lo alcanzamos.

– Un valor no tiene principio ni fin: es como una vasija que llenamos poquito a poco, o una dirección en la que siempre podemos seguir avanzando.

No hace falta creer en la reencarnación, pero quizá sea útil pensar en nuestra existencia de esa forma multidimensional y cíclica. Al fin y al cabo, todos vivimos muchas vidas dentro de la nuestra. Mi vida como escritora, como psicóloga, como amiga, como pareja, como hija, como escaladora. Puedo aprovechar todas esas vidas para trabajar mis valores, y si no llego al Nirvana, al menos sabré que le he dado un sentido a mi existencia.

Este sistema en cuatro pasos sirve como guía para elegir. El problema fundamental del hombre moderno es que nunca sabe si podría estar haciendo algo mejor que lo que está haciendo ahora. Tampoco sabemos si tenemos la mejor pareja que podríamos conseguir, o los amigos que más nos ayudarán a crecer, o el trabajo de nuestros sueños. Cuando te preguntes este tipo de cuestiones, piensa si puedes hacer presentes en ellos el número suficiente de valores. Si la respuesta es que sí, merecerá la pena.

Además, un enfoque basado en valores permite aprovechar las circunstancias de la vida que no pueden elegirse. Ya lo mencionaba en el post sobre la soltería: cada momento vital nos ofrece la oportunidad de trabajar distintos aspectos de nosotros mismos. Un trabajo aburrido permite profundizar en el esfuerzo, la ecuanimidad o la tolerancia. Un trabajo apasionante nos enfoca hacia la generosidad, la verdad o el amor compasivo. Simplezas del tipo «ama lo que haces» o «busca el lado positivo» adquieren una nueva complejidad cuando pensamos que amar o buscar lo positivo consiste en enriquecer nuestra experiencia trabajando los valores.

Ejercicio práctico:

1. Haz una lista de las actividades a las que dedicas tu tiempo. Tu día a día, tu rutina, tus lunes-a-viernes; al fin y al cabo, de eso está hecha tu vida.

2. Identifica los valores que trabajas en esas actividades, o que podrías trabajar si lo enfocaras de esa forma. Esto es importante. A veces no es necesario cambiar de actividad, de trabajo o de pareja, sino de perspectiva.

3. Evalúa el resultado. Quizá te sientas satisfecho, o quizá entiendas por fin por qué te encontrabas tan insatisfecho. Dependiendo del veredicto, elige profundizar más en las actividades que se alinean más con tus valores, deshacerte de las que no tienen un sentido claro o buscar otras nuevas. Es un buen punto de partida para iniciar el cambio.

En mi caso, las actividades a las que más dedico mi tiempo últimamente, así como sus correspondientes valores, son:
– Trabajar como psicóloga (generosidad, esfuerzo, sabiduría, ecuanimidad…).
– Estar con la gente que me importa (amor compasivo, tolerancia, generosidad, sabiduría…).
– Escribir en este blog (firme determinación, renuncia, esfuerzo, sabiduría, generosidad…).
– Escribir en general (más de lo mismo).
– Escalar (esfuerzo, ecuanimidad, firme determinación…).
– Vaguear de formas diversas (supongo que descansar un poco de todo lo anterior).

Mi veredicto es satisfactorio. Me gusta mi vida. La renuncia, eso sí, juega un papel importante. Puedo dedicar mi tiempo a todo esto porque salgo poco en general, y nunca de fiesta hasta tarde; porque no voy a exposiciones, ni a teatros, ni a museos; porque no veo la tele, ni películas, ni apenas series. Si comparara mi vida con lo que a veces parece que debería estar haciendo, a saber: tomar cañas toda la tarde en una terraza de Lavapiés, podría parecer triste. Es fácil estar descontento, incluso cuando uno tiene una buena vida, porque tendemos a centrarnos en lo que nos falta y a dejarnos llevar por el entorno. Esta evaluación permite desengancharse un poco de la tendencia a exigirnos más, a criticarnos demasiado y a querer experimentarlo todo. Estaremos bien mientras localicemos y llenemos poco a poco nuestras jarritas. Casi todo lo demás no es importante.

Así que ya sabes: busca tus jarritas, llena tus jarritas, sonríe, respira. No hay mucho más. En serio.

¿Te ha gustado? Da las gracias compartiendo 🙂

Para el trabajo con valores, no me cansaré de recomendar La trampa de la felicidad.

Un precioso libro sobre psicología budista es La sabiduria del corazón.

[Imagen: Ferran Jordà]

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27 comentarios
27 comentarios
  1. Xavi junio 18, 2013

    Eres muy buena 😉

    Responder
  2. volboretinha junio 18, 2013

    Cada día te superas!! Buff esto tengo que digerirlo!!!. Si te digo la verdad, me tienes sorprendidísimaaaa!!! Como puedes sacar tan profundas conclusiones cada día?…buff si yo aún estoy digiriendo tu post sobre los pensamientos!! Intentaré darle una vuelta…se me acumula el chollo!! jaja!!

    Marina, tu vas a llegar muy lejos!!!

    Responder
    • Open enero 29, 2014

      Hi there, just became aware of your weoblg through Google, and located that it is truly informative. I’m gonna watch out for brussels. I will likely be grateful should you continue this in future. Numerous folks will be benefited from your writing. Cheers!

      Responder
  3. KHaL Yeleytr junio 18, 2013

    Los contenidos del post me suenan (newsletter y/o libro, supongo).
    En fin, a mí tu receta me parece que tiene dos… contraindicaciones (suena mejor que pegas, supongo). En primer lugar, es demasiado abstracta. ¿Valores? ¿Objetivos?¿Budismo? En segundo, demasiado analítica, no necesitas hacer todo eso para llegar a la supuesta felicidad (asumiendo que exista tal y como nos la venden, que no lo creo). Sí, puede ser un camino, pero tanta preparación, tanto análisis, pueden convertir nuestra plenitud glorificante en algo poco natural (¿realmente soy feliz o me he fabricado una felicidad? Y si me la he fabricado, ¿por qué no pensar que es falsa, que me estoy montando películas y en realidad mi vida es una mierda?) y distraernos de su disfrute (me lo estoy pasando bien, pero un segundo, ¿esto qué valores implica? ¿Cuáles de mis objetivos cumple? Ahm, espera, ¿qué estaba yo sintiendo hace un momento?).
    Pondré un ejemplo idiota, que son los mejores y más reales. El otro día, tras una jornada de trabajo extenuante, una visita al podólogo, calor húmedo y agobio de fondo general, de pronto encontré la felicidad; no duró mucho, pero sí un rato. ¿Cómo? Encontré un papel higiénico que habían retirado del mercado y unos guantes de mi talla (tema importante, que parece que los hombres no tenemos derecho a guantes para marujear); los metí en mi carro y por algún motivo me sentí lleno y realizado durante un rato. No necesité para ello ni hacerme una programación didáctica (lo siento, los objetivos me han obligado a hacer el chiste de la profesión) ni desglosar qué aportan para mi flow existencial esos dos objetos.
    Si tuviera que pensar en una receta de la felicidad, diría que es ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y no estar saltando de un gran evento a otro. De entrada tiene una gran pega, que por sí sola no es una búsqueda activa, pero cada cual puede aplicar esto como quiera, supongo.

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    • Marina junio 19, 2013

      ¡Hola!

      Aclaraciones que me parecen importantes:
      1) No se trata de budismo, sino de Buda. Yo no soy budista, pero me gusta y me sirve lo que Buda dijo.
      2) Tanto la psicología budista como la noción de valores y objetivos me parecen bastante concretos y aplicables. Abstracto es «vive tus sueños» o «busca la paz»; establecer valores y objetivos, así como la meditación, los parami y otras enseñanzas budistas (insisto: entendiendo «budista» como «de Buda») son conceptos claros y fácilmente implementables.

      3) Quizá escriba sobre ese tema, pero el ejemplo que pones en tu comentario creo que tiene más que ver con una sensación agradable, o de bienestar, que con ser feliz. Yo discrepo de que la felicidad sea «ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas». Para mí, eso se parece a ir saltando entre las piedras de sensaciones agradables del río de la rutina, sin tener muy claro cómo y para qué está cruzando uno ese río. No sé si me explico.

      Creo que el bienestar cotidiano es importante, y procuro descubrir y experimentar momentos como los que comentas (por cierto: me meo con tu ejemplo xD), pero también creo que la felicidad tiene que ver con una sensación de propósito, de sentido y de servicio. Ese concepto de felicidad «de orden superior» me ayuda a no perderme en lo inmediatamente agradable o desagradable. Además, tiene el efecto secundario de crear más momentos agradables como los que mencionas que otro tipo de vida, y de hacer los desagradables más tolerables porque le encuentras un sentido.

      Por ejemplo: para mí hay muchos momentos como los que mencionas cuando estoy viendo pacientes. Una buena sesión, una sonrisa, un abrazo… son pequeñas cosas disfrutables. Pero también hay momentos malos en el trabajo que tolero mejor porque sé que son parte de la «big picture», como dirían en inglés.

      Respecto a la planificación y la naturalidad: yo es que no creo que la felicidad sea un estado natural. Estamos prediseñados para la insatisfacción, el estrés, la búsqueda de sensaciones agradables y la evitación de las desagradables. Ha sido adaptativo durante toda la historia de la humanidad, así que ahora permanece. Los psicólogos de la emoción identifican siempre muchas más emociones negativas que positivas, y además su duración es mayor. Así que opino que uno debe hacer un trabajo activo para ser feliz. Por eso escribo aquí 🙂

      De todas formas, tú ya sabes que yo no pretendo convencer a nadie. Escribo las cosas lo mejor que las entiendo y conozco, y las suelto en la blogosfera para que las aproveche aquel a quien le resuenen 🙂

      Gracias por contribuir y un beso grande.

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      • KHaL Yeleytr junio 19, 2013

        Hmmm, coincido con bastante de lo que has respondido: ciertamente este pequeño debate ha sido fructífero.

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  4. alejandro junio 18, 2013

    La felicidad para uno puede ser aburrimiento para otros. Cada uno sabe cuál es su felicidad y qué es lo que necesita y a veces con muy poco. Besos!

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  5. Siro junio 18, 2013

    El post me gusta mucho, especialmente lo de ver qué valores se trabajan con las actividades que hacemos generalmente .Esa idea es muy buena . Pero en cuanto a los parami o valores de Buda cambiaría varios : Renuncia por Elección sabia. Esfuerzo por No esfuerzo. O como mucho … esfuerzo hasta los 28 años y apartir de ahí hacer el mínimo esfuerzo .
    Moralidad lo cambiaría por sensibilidad o sensualidad ( en el amplio sentido de la palabra ). Los demás parami están muy bien.

    Responder
    • Marina junio 19, 2013

      ¡Por supuesto! Lo bonito de los valores es que cada uno puede elegir los suyos. De todas formas, me hace gracia que cambies justo esos parami que, por así decirlo, «suenan mal». Ya escribiré sobre lo que opino de ellos, pero a mí me han ayudado muchísimo y creo que a veces hay prejuicios hacia ciertas palabras, como sucede con el «fracaso» o los «errores», y que la moral judeocristiana ha hecho mucho daño en ese sentido. De todas formas, insisto: los valores son personales y no juzgables, así que si esos son los tuyos, a por ellos.

      ¡Besitos!

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  6. Olga junio 18, 2013

    Coincidiendo con Xavi me estreno como comentarista de este blog que ya hace unos días me tiene muy enganchada.
    Me parece muy acertada la reflexión de este post. Creo que estamos muy contaminados por el tipo de filosofía de vida que se supone que debemos llevar para ser felices.
    Cuesta detenerse y pensar cuáles son aquellos valores que desearíamos para nuestra vida.
    Es difícil porque nuestra sociedad ha propuesto estilos de vida muy «asequibles» que no hace falta pensarlos mucho. La fórmula es algo así como: «si compras tal, lees esto, vas a estos sitios,haces tal terapia, tienes tantas relaciones sexuales y un largo etcétera, serás feliz». Inconscientemente algunas de estas ideas se van metiendo en la cabeza y esto nos lleva hacer cosas que en realidad no aportan nada. Y seguimos sintiéndonos igual de vacíos. Y seguimos en busca de la felicidad prometida…
    Me parece interesantísimo el ejercicio que propones.
    Por eso voy a empezar buscar mis jarritas para llenarlas y al mismo desechar otras.

    Gracias por compartirte tan abiertamente. me ha motivado mucho este blog 🙂

    Responder
  7. Juan Carlos junio 19, 2013

    Este lo tengo que saborear (vamos, imprimir) y leerlo con calma….estas exprimiendo «La trampa de la felicidad» a base de bien eh? jejeje. Si que te diré que una de las escusas que me salen a la hora de afrontar los valores es «Que dificil es eso de sacar los valores!!!»…. ya sabes a que me refiero 😉

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  8. Jesús junio 19, 2013

    Hola Marina. Me ha gustado el contenido del post. El título… Creo que el secreto de la fertilidad es que no hay secreto. Un beso.

    Responder
    • Junaidi enero 28, 2014

      Sonia disse:Sencillamente me encanta!! Hace muy poco que os conoced, pero me eomnare9 de vosotros desde el instante 0! Estais haciendo algo muy grande, ojale1 algfan deda pueda ser partedcipe de todo eso!

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  9. Jesús junio 19, 2013

    Felicidad (maldito diccionario predictivo)

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  10. Biónica Habla que escucho junio 19, 2013

    Me estoy leyendo «Happiness is a trap» ;-). Hago los deberes (de leer, al menos, intento poner en práctica todo, y en algunas cosas me he dado cuenta que ya venía haciendo un esbozo de ACT en ciertas partes de mi vida :-))

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  11. Biónica Habla que escucho junio 19, 2013

    Por cierto, me hace gracia, pero una de las cosas que más me funciona es ponerme música mental xD. La canción de Marijaia, u otras del palo en euskera xD, me distraen totalmente xDDDDD

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  12. Albert junio 19, 2013

    Hola Marina,

    hoy me estreno por primera vez ! Lo primero: te felicito enormemente !!! y te deseo lo mejor, este trabajo que estas haciendo es increible y estas ayudando a mucha gente, felicidades de nuevo, es muy bonito lo que haces, no pares por favor 🙂

    respecto al post. La felicidad, que dificil…. la felicidad te puede venir de muchas formas, pero la que quizás llene más es cuando crees o haces feliz a alguien, y eso lo podemos hacer de varias formas, ayudando, escuchando o haciendo sentir a esa persona como la única del universo (enamoramiento). El tema es que cuando tienes esa oelada de «felicidad» piensas, estoy feliz (claro!) me siento en paz y en sintonía con el mundo y la naturaleza. El problema, o almenos yo no se ver como, intentar reproducir esa sensación «estado» (cuando no estoy feliz y soy consciente de ello) es muy difícil o no se puede. Por mucho que intento mentalizarme, revivir la agradable sensación, y demás, no consigo sentirla y por tanto no me sirve. Quizás es porque no se que quiero ser de «mayor», (39, ya va tocando… 🙂 ), pero esta es la realidad. Hay momentos que pienso que contra menos cosas se saben, más feliz !!!!

    Bueno Marina, gracias a tí y a todos los que opinan, que hacen todavía más grande tu bonito proyecto.

    Salut,
    Albert

    Responder
  13. Pedro junio 19, 2013

    Hoy quiero agradacer al resto de jipis que se animan a comentar, esto hace comunidad.

    Los últimos 5 meses me han servido para encontrar y forjar mi felicidad. Me funciona acompañar con objetivos el desarrollo de mis valores. Quiero seguir este modo de vida. Vivir así, día a día con intensidad, en primera línea de batalla, me hace sentir mucho mejor que antes.

    He descubierto que una vez que te subes al tren de la felicidad cuesta bajarse. Uno puede hacer paradas en algunas estaciones, pero no dejar el viaje que tanto le gusta.

    Responder
  14. Marta (Galicia) junio 19, 2013

    Pues yo estoy de acuerdo con tu idea de felicidad. Además de identificar los valores, que al fin y al cabo pienso que todos podríamos hacer con más o menos dificultad ahora mismo, el punto conflictivo es encontrar esas actividades, y también un entorno, donde hacer tus valores presentes. Esa es la parte no trivial (deformación profesional 🙂 ), y lo que al mismo tiempo genera infelicidad, de hecho, en mi opinión, tener unos valores y no ser capaz de tenerlos siempre presentes por falta de, por ejemplo, un entorno adecuado.

    Aunque estos días no tengo tiempo para comentar en todos los posts, me los leo y me está encantando este reto. Ánimo! :*

    Responder
  15. Mª Ángeles junio 19, 2013

    Uy, yo también lo tengo que digerir. Pero me encanta tu enfoque. Y si además aprendemos a disfrutar también de las pequeñas cosas, como dice KHaL Yeleytr, mejor que mejor.

    A mí me cuesta especialmente la renuncia. Soy una persona introvertida (también muy tímida, pero eso es otro tema) y disfruto mucho superándome académicamente y con actividades de ocio solitarias, pero a veces pienso en lo que puedo estar perdiéndome al no salir mucho con gente :S

    Cuando acabe los exámenes, releo la entrada y la aplico. Prometido 🙂

    Responder
  16. Olga junio 19, 2013

    muy de acuerdo con esto que comentas del entorno adecuado Marta…en este punto me he encallado una de tantas veces. Aunque no sea fácil, ese entorno, o esas cosas/actividades /…en las que encontrar tus valores reflejados se pueden ir a buscar . También creo que algunos de esos valores los vas encontrando mientras buscas (vives), a lo largo de la vida, mientras intentas dar con aquello que crees que va contigo y de repente te das cuenta de algo muy importante que antes aún no habías considerado.

    me gusta mucho la metáfora de no poder bajarse del tren…

    bsos

    Responder
  17. Mario junio 20, 2013

    Me tienes sin palabras Marina.
    Cuando leo cada día lo que escribes es como si me inyectaran ganas de vivir en vena.
    Muchas gracias.

    Responder
  18. Antón Pirulero junio 22, 2013

    No sabes lo mucho que necesitaba esa explicación de la «renuncia»….

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  19. Mireia PuigGa agosto 9, 2013

    Me parece interesantísima esta «iluminación» tuya al metaescribir! Me has hecho darle vueltas a tu lista y, la verdad, no se si esa es la mía también; pero lo que si que te aseguro es que en el primer punto ya me has dejado clavada:

    «Identifica tus valores»

    En esta sociedad, nos hemos acostumbrado a que nos digan qué está bien y qué está mal, así, sin más. Sin explicar porque lo que está bien, está bien, y lo que es más importante, sin prestar atención a cómo se siente uno cuando hace el supuesto «bien» o el supuesto «mal». La idea de tener unos valores propios es potenísima ya que requiere que conectes contigo mismo, algo que no acostumbramos a hacer.

    Gracias Marina! Eres una crack!

    Responder
  20. Mario julio 21, 2015

    Muy interesante!

    He estudiado un poco el budismo, el camino óctuple y unas cosas más, pero no conocía las diez perfecciones.

    Gracias 🙂

    En mi opinión, una de las claves más importantes es la aceptación: de uno mismo y de los demás. A través de ella puedes llegar al amor. Y amor es felicidad 🙂

    Un saludo!

    Responder

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