Trata tu vida como un proyecto creativo y consigue por fin el cambio que deseas

El mundo está viviendo un cambio cataclísmico y nosotros, tú y yo, somos parte de él. El cambio consiste en que por primera vez en la historia, los humanos pensamos que la felicidad se puede alcanzar aquí, en la Tierra, y que podemos modelar el destino casi-casi a nuestro antojo.

Esto tiene su propia colección de efectos secundarios, como el miedo a no estar viviendo nuestro potencial a tope y a perdernos algo. Pero creo que la parte positiva, es decir: hacernos cargo de nuestro bienestar, sobrepasa con creces a la negativa.

En este nuevo mundo, cada vez más y más personas se sienten responsables de su propia felicidad; y no solo eso, sino que le están contando al mundo cómo lo hacen para que los demás puedan aprender. Hay miles de libros, blogs y vídeos con ideas muy interesantes sobre cómo cambiar.

Pero a pesar de esto, de la inmensa biblioteca de ideas a la que tenemos acceso cada día, el cambio sigue pareciendo igual de complicado que antes. La mayoría de las personas entienden muy bien, desde el punto de vista intelectual, lo que tienen que hacer para lograr una vida más satisfactoria. Sin embargo, es un porcentaje muy pequeño el que logra hacer cambios profundos en su vida y convertirse en una persona distinta.

¿Por qué? Por lo mismo que solo un porcentaje pequeño de la población es capaz de sacar grandes proyectos adelante por su cuenta y sin que nadie les diga lo que hacer: porque nadie nos ha enseñado las habilidades necesarias.

La mayoría somos muy capaces de ir a un trabajo 40 horas a la semana y seguir instrucciones más o menos complejas. Pero ¿cuántos son capaces de escribir y publicar una novela? ¿Y de crear su propia empresa? ¿Y de montar desde cero una página web?

Tú lees esto y piensas: “¿Y a mí qué me importa, Marina? Yo no tengo ningún interés en sacar ningún Proyecto Grande y Loco, como tú dices. A mí me basta con la vida que tengo ahora, pero con un poquito menos de ansiedad/preocupación/rayadas. Yo quiero una felicidad normalita, de andar por casa”.

La mala noticia es que los Proyectos Grandes y Locos te interesan porque tu vida es un Proyecto Grande y Loco. Las habilidades que necesitas para cambiar tu mundo interior son exactamente las mismas que te harían falta para crear tu propia empresa, escribir una novela o crear una web. Y eso es una putada porque nadie te ha enseñado esas habilidades. Puede que ni siquiera sepas que algunas de ellas existían.

La buena noticia es que no cambias, es cierto, pero no porque seas débil, ni defectuoso, ni porque la vida sea un valle de lágrimas sin remedio.

No cambias porque no sabes.

Cambiar no se parece a nada que hayas hecho antes

Piensa en tu vida y en la razón número 1 por la que haces las cosas.

Imagina un día corriente, desde que te levantas hasta que te acuestas, y haz una lista (mental, si quieres) de todas las actividades moderadamente incómodas que te obligas/convences para hacer. Puede ser levantarte temprano, ir a trabajar, ayudar a tus hijos con los deberes, lavar los platos, llevar el coche al taller…

Ahora ve un poco más allá y piensa en todas las actividades moderadamente incómodas que has completado con éxito a lo largo de tu vida: estudiar, hacer exámenes, terminar proyectos, acabar la carrera, conseguir un trabajo, presentarte sistemáticamente en ese trabajo, etc.

¿Qué tienen en común todos esos logros?

  • La mayoría de las veces, alguien te dice lo que tienes que hacer (en el colegio, en el instituto, en la facultad, en el trabajo).
  • La mayoría de las veces, hay consecuencias negativas o castigos si no lo haces. Te echan del trabajo, tu coche no anda o tus hijos van por ahí con aspecto de sin techo y temes que te los quite Servicios Sociales.
  • En ocasiones, hay otras personas directamente implicadas, como tu familia o tus amigos, que se verán muy perjudicadas si no haces “lo que te corresponde”.

Por eso, si eres como la mayoría de mis lectores, has logrado convertirte en un humano medianamente funcional, pero sigues con la sensación de que a tu vida le falta algo. Eres capaz de estudiar, o de trabajar, tienes la impresión de que tu día está lleno y no paras de hacer cosas desde que te levantas hasta que te acuestas… y sin embargo, tienes poca o ninguna fe en tu capacidad de cambio.

[Durante todo este artículo me voy a referir a “cambio” como “evolución”, “autosuperación”, “crecimiento” o, lo que es lo mismo: las modificaciones que quieres hacerte a ti o a tu vida para convertirte en la persona que te gustaría ser]

El cambio que deseas y necesitas no se parece a nada que hayas hecho antes.

Diferencia 1: no hay castigos ni recompensas externas e inmediatas si no cambias.

Es más: no cambiar tiene su propia recompensa (lo que en psicología se llama “beneficio secundario”) que suele ser más inmediata que la recompensa a medio-largo plazo del cambio.

Por ejemplo: si quieres superar tu miedo a hablar en público, la recompensa inmediata de no cambiar (de evitar las situaciones o huir de ellas) es la disminución de tu ansiedad, que es mucho más poderosa e inmediata que la hipotética recompensa de superar tu miedo.

De hecho, hay una frase muy famosa de Paul Watzlawick que dice que “el cambio solo se producirá cuando el dolor de no cambiar sea mayor que el dolor de hacerlo”. El problema con esta frase, claro está, es que implica que tienes que esperar hasta que las cosas están fatal para motivarte realmente y cambiar. Y mientras esperas y esperas, se te pasa la vida y el tiempo no vuelve más.

Diferencia 2: nadie te dice lo que tienes que hacer.

La gente se limita a dar instrucciones extremadamente ambiguas.

  • Si estás deprimido, te dicen que “te animes” y “pienses en positivo”.
  • Si tienes ansiedad, te dicen que “no tienes que tomarte las cosas tan a pecho”.
  • Si tu historial de relaciones da pena, te dicen que “tienes que elegir mejor”.
  • Si no consigues perder peso te dicen que “tienes que comer más sano” y ya está.

Ayer me acordé de que cuando era pequeña y súper desordenada, mi padre colgó en mi habitación un cartel con la palabra “orden” escrita en letras enormes. El efecto del cartel fue nulo. ¿Qué información me daba para llegar desde donde estaba (una habitación en la que parecía que había vomitado el trineo de Papá Noel) a un lugar organizado cual foto de Pinterest?

Hay gente que te dice cómo hacer los cambios, cómo llegar de A a B. El problema es que esa información también suele ser confusa y que consumirla no está muy bien visto. Si me dieran un euro por cada vez que me llega un mail que empieza con “yo nunca he creído en la autoayuda” o “nunca he leído blogs de este tipo”, tendría una pequeña fortuna. Y es una pena, porque igual que leer manuales sirve para aprender inglés, carpintería o cultivo de bonsais, también sirve para cambiar de forma más rápida y efectiva.

Diferencia 3: a la mayoría de la gente, que tú cambies le importa un pimiento

La gente de tu entorno está adaptada a ti como eres ahora. De hecho, si consigues cambiar de verdad, las consecuencias son insospechadas. Puede que dejes a tu pareja porque te des cuenta de que no es lo que quieres, o que ya no tengas nada en común con tus amigos porque no hacen más que quejarse. Así que para el mundo, en general, es más cómodo que te quedes como estás.

Es decir, que si quieres cambiar, tienes que ser capaz de navegar por entre montones de información contradictoria, sin recompensas o castigos externos y sin que a nadie le importe si cambias o no.

Cambiar no se parece a ir a trabajar de 9 a 2 y de 4 a 7. Se parece mucho más a sacar adelante un enorme y ambiguo proyecto creativo. Y es muy difícil por la misma razón que emprender, o que sacar adelante cualquier proyecto que inicias por libre, es muy difícil. Porque la incertidumbre y el esfuerzo son enormes, y porque no has tenido la oportunidad de aprender las habilidades que necesitas.

Los superpoderes que necesitas para cambiar, por tu cuenta y para siempre

Aquí es cuando quizá sientas la tentación de saltarte partes del artículo e ir a lo jugoso, a lo que está en negrita. Quizá pienses que si lees rápidamente esas habilidades podrás sacar los cuatro “tips” que necesitas y empezar a ser feliz hoy por fin de una p**a vez.

Si es así, entonces me he explicado fatal, porque este artículo se centra en que cambiar es dificilísimo y que hay que persistir mucho tiempo para ver resultados #realismoextremo. Como dice un amigo americano que está aprendiendo español, hay que ir poco a fucking poco.

Y obviamente escribir sobre las habilidades que necesitas para cambiar tampoco es nada fácil, ni rápido, y te puedes leer los títulos, pero te vas a quedar igual que cuando yo leía la palabra “orden” en la pared de mi cuarto.

Así que mi sugerencia ahora mismo es:

  1. Pregúntate si este artículo te interesa. Elige de forma consciente si lo vas a leer o no. Si no te interesa, pasa a otra cosa. ¡Tu tiempo en la Tierra es limitado!
  2. Pregúntate si tienes tiempo ahora para leerlo. Si no, busca otro momento de tu día en que puedas hacerlo. El artículo no se va a a ir a ningún lado, al menos hasta que las máquinas controlen Internet; en ese momento, lo más probable es que estés sometido como esclavo y que todo esto te dé igual.
  3. Una vez que hayas decidido que tienes tiempo y que esto te interesa, respira hondo, sumérgete de lleno en el contenido y, de paso, practica el Superpoder nº12.

Verás que todos los superpoderes van acompañados de una o varias acciones prácticas. Si te pierdes un poco con la práctica, descarga la Guía de Acciones para el Emprendedor Emocional que acompaña a este artículo. La Guía viene en dos versiones: una en PDF, preparada para que la imprimas, y otra en Word para que puedas editarla desde tu ordenador.

Puedes descargar la guía aquí:

¿Todo listo? Pues vamos allá.

Superpoder 1: ser curioso

Ningún proyecto creativo llegaría jamás a ocurrir si miramos el mundo como si ya lo supiéramos todo y hubiéramos resuelto todos los problemas. Es fundamental cambiar esa actitud de juicio por una de curiosidad. Un emprendedor, por ejemplo, puede preguntarse: ¿qué problemas tiene la gente? ¿Cómo los puedo resolver? ¿Qué se ha hecho hasta ahora y ha fallado?

Un artista se pregunta: ¿de qué otra forma se puede mirar esto? ¿Qué parte de este tema no se ha tratado antes? ¿Qué vuelta de tuerca puedo darle a este argumento o a estos personajes?

Para cambiar, la curiosidad es fundamental. Es casi mágica. Cuando cultivas una actitud de curiosidad hacia ti mismo y hacia las razones por las que haces las cosas, tu mente se suaviza y el mundo adquiere un matiz reluciente, como recién lavado.

Acciones prácticas

La curiosidad se cultiva haciéndote preguntas. Por ejemplo:

  • ¿Para qué me sirve actuar así?
  • ¿Qué sentimientos o emociones estoy tratando de evitar?
  • ¿Qué soluciones he utilizado en el pasado? ¿Cuáles han servido? ¿Cuáles no?
  • ¿Qué nuevos problemas aparecerán si cambio?
  • Si tuviera que resolver esto desde cero, si nunca hubiera tratado de solucionarlo, ¿cómo lo haría?

La costumbre de cambiar los juicios por preguntas abrirá espacios nuevos en tu forma de observar la realidad, así que te sugiero que la practiques a menudo.

Superpoder 2: ser creativo

Para innovar y encontrar un proyecto que no sea una copia de lo que ya existe, tienes que ser creativo. Para modificar un hábito que lleva siglos instalado en tu vida, o para buscar soluciones a problemas que parecen imposibles, también.

Es importante que te acostumbres a generar soluciones, aunque parezcan disparatadas. A darte espacio para jugar, igual que en un “brainstorming” de empresa o en un primer borrador de una novela.

Acción práctica

La próxima vez que tengas un problema, piensa en soluciones que le servirían a una persona distinta, que no tuviera las limitaciones que tú tienes. Después, piensa cómo podrías tú implementar esa solución en tu vida.

Superpoder 3: aprender

Mi curso de escritura terapéutica, Reescríbete, se estructura en pequeños vídeos. Antes de empezar, yo sabía algo sobre vídeo, pero no demasiado. Si hubiera supuesto que sabía todo lo que se puede saber sobre grabar, mi curso consistiría en un montón de desvaríos aleatorios frente a la webcam del portátil.

En cambio, empecé a hacerme preguntas: ¿qué micrófono utilizar? ¿Qué focos eran mejores? ¿Cómo podía grabar para que la edición fuera más sencilla? Busqué información que contestara a esas preguntas y la incorporé a mi conocimiento. Gracias a lo que aprendí, el curso no es ni la mitad de cutre de lo que podría haber sido.

En tu caso, no puedes suponer que ya sabes todo lo que puedes saber sobre el cambio, y que si no consigues avanzar es porque eres débil. Eso, my friend, son excusas.

Si no cambias porque “eres débil”, nunca cambiarás, porque creerás que la debilidad es algo que está en ti, de lo que no puedes deshacerte. Pero si no cambias porque nunca te has parado a aprender cómo se hace, entonces ha llegado la hora de ponerse a currar.

Aquí quiero introducir un mini-manifiesto:

EN DEFENSA DE LA AUTOAYUDA

Yo, Marina Díaz, declaro que una parte importantísima de los cambios en mi vida han sucedido gracias a libros de autoayuda, crecimiento personal, psicología; llámalo X.

Mientras mantengas activado el espíritu crítico y el Detector de Chorradas (TM), te recomiendo que te lances a leer sobre lo que te interesa y a aprender cómo lo han hecho otros antes que tú.

Los psicólogos serios, entre los que no me cuento, tratarán de hacerte creer que si no se han hecho 25000 estudios aleatorizados, es todo charlatanería e intentos de sacarte el dinero. Personalmente, he visto demasiados estudios defender posiciones totalmente opuestas como para poner mi felicidad en sus manos.

Además, algo muy importante para un Emprendedor Emocional es la velocidad. Acción + velocidad = éxito. Hay que poner las cosas en práctica, probar si nos sirven y cambiar de dirección si no lo hacen. No puedes esperar a que la comunidad psicológica se aclare. Lee, aprende, aplica lo que tenga sentido para ti y cambia si no te sirve. (Ojo: velocidad no es lo mismo que ir saltando de flor en flor y decir “¡nada me sirve, esto es una porquería!”. Por ello hay otros superpoderes muy importantes, como son la persistencia y el foco)

Acción práctica

Read yourself out of every problem o, lo que es lo mismo: si tienes un problema, busca en Internet, o en Amazon, o en la librería de tu barrio, y lee.

Y aprende inglés, por Dior.

Superpoder 4: priorizar

Pablo, mi perfecto novio argentino, está empezando un nuevo proyecto profesional. Ayer le pregunté qué tal iba y me dijo “estoy un poco confuso, no sé por dónde seguir ahora mismo”. Cuando comienzas un proyecto, hay una nebulosa de acciones que en el mejor de los casos, pueden llevarte hacia tu objetivo, y en el peor te pueden distraer durante meses sin ningún resultado.

Quizá tú tengas también esa sensación en tu vida. ¿Qué es más importante ahora mismo? ¿Dormir mejor? ¿Hacer más ejercicio? ¿Cultivar tus relaciones personales? ¿Meditar?

Distinguir qué es lo que va a ejercer un mayor impacto en tu vida y centrarte en eso es una habilidad básica para el Emprendedor Emocional. La multitarea no funciona, los cambios se hacen mejor si te centras en uno cada vez y tu cantidad de fuerza de voluntad es limitada.

Acción práctica

Acostúmbrate a preguntarte:

  • De entre todos los cambios que quiero hacer, ¿cuál tendrá un mayor efecto en todas las áreas de mi vida cuando lo logre?
  • ¿Hay algún cambio que antecede a los demás? Por ejemplo, si estás durmiendo dos horas al día, es probable que necesites arreglar eso en primer lugar.
  • Si un hada me concediera uno solo de los cambios que quiero hacer en mi vida, ¿cuál le pediría?

Superpoder 5: prevenir

Hace un par de días, un amigo me pidió consejo sobre el precio que podía ponerle a un encargo de freelancing. Una de las sugerencias que le hice fue que tratara de prever el tiempo que iba a tomarle y cómo se iba a sentir trabajando por determinado precio, y que no lo hiciera si no le compensaba.

La capacidad de anticipar los problemas que te vas a encontrar en el camino y tener preparadas soluciones es básica para tomar buenas decisiones profesionales. Con tu vida interior pasa lo mismo. Si no, pueden pasar dos cosas (y las dos son malas):

  • Que te veas metido en situaciones de las que no sabes salir. Por ejemplo, si después de comprometerse durante cierto tiempo, mi amigo propone una tarifa demasiado baja y se siente explotado.
  • Que cuando aparezca el problema o el obstáculo, estés tan abrumado que te cueste poner en práctica la curiosidad o la creatividad y no tengas tiempo para aprender nada nuevo.

Por eso, es fundamental que aprendas a anticipar dificultades y soluciones para cada una. Yo lo llamo “preparar el botiquín de emergencia”. La clave está en anticipar los problemas, crear soluciones y después formularlo en forma de reglas.

Acción práctica

Crea reglas para los obstáculos del futuro. Por ejemplo:

  • Si me comprometo a hablar en público y me entran ganas de cancelarlo dos días antes, releeré una lista de por qué es importante para mí hacerlo.
  • Si voy a una fiesta, pero entro en pánico porque hay demasiada gente, iré al baño, respiraré hondo diez veces, y después buscaré a una sola persona con la que conectar aunque sea durante cinco minutos.

Superpoder 6: concretar

Imagínate que tienes dos amigos escritores. Uno de ellos te dice: “quiero escribir una novela”. Y el otro te dice: “quiero escribir una novela breve, de unas 50000 palabras, sobre un futuro distópico en que adolescentes supertecnificados dominan a los adultos, y en el que el protagonista es un anciano maestro de escuela llamado Bob”.

Ahora imagínate que tienes que apostar dinero en que uno de los dos acabará su novela. ¿Por quién apostarías?
Lo abstracto, lo ambiguo, no te ayuda a terminar tus proyectos, ni tampoco a cambiar. Si dices: “quiero ser más asertivo”, es probable que tu intención se quede ahí. ¿Qué significa ser asertivo? ¿Cómo te comportas cuando lo eres? ¿Cómo se dan cuenta los demás? ¿Qué acciones concretas puedes realizar para trabajar según ese valor?

Una aplicación muy importante de este superpoder es acostumbrarte a trabajar con fechas. Si no está en el calendario, no lo vas a hacer. Por eso, aunque te parezca muy ridículo apuntarte en la agenda que tienes que llamar a tus amigos o tomarte tiempo para ti, es fundamental si quieres que se haga realidad.

Acción práctica

  1. Saca la agenda.
  2. Piensa en un valor que quieras hacer más presente en tu vida y concreta tres pequeñas metas que estén de acuerdo con ese valor.
  3. Apunta en la agenda las acciones prácticas relativas a cada meta y ponte avisos.

Superpoder 7: dividir

Hace algún tiempo, unos amigos del pueblo de al lado compraron una casa prácticamente en ruinas con la intención de reformarla ellos mismos. Cuando entré por primera vez, parecía la casa del terror. Cada vez que les veíamos, nos contaban qué tal iban los arreglos. Pero no decían “vamos a reformas la casa hoy”. Decían: “estamos arreglando el techo”, o “vamos a poner la cocina esta semana”. Gracias a esto, a que han ido emprendiendo pequeños cambios uno a uno, ahora tienen una preciosa, habitable y barata casa de pueblo.

Proponerte “ser más asertivo” o “superar la ansiedad” es una meta tan gigantesca e intimidante como reformar una casa entera. Supone cambiar un patrón con el que llevas conviviendo ¿cuánto? ¿Veinte, treinta, cuarenta años? Es lógico que te parezca una tarea abrumadora y que sientas que no estás ni un poco cerca de llegar a tu meta.

El alpinista Joe Simpson se cayó en una grieta con una pierna rota mientras bajaba del Siula Grande, en Perú. Tenía que andar durante días para llegar al campamento base, y su compañero le daba por muerto. Pensar en el camino como un todo habría acabado con él; en lugar de eso, dividió el tiempo en segmentos más pequeños y contó los pasos que era capaz de dar en cada uno de esos segmentos.

El problema de dividir es que frente a la grandeza de nuestro sueño, frente al brillo fulgurante de nuestro yo del futuro, las pequeñas metas parecen ridículas. Queremos haberlo logrado y estar ahí. Trabajar en algo pequeño y concreto, como “expresar al menos una opinión propia cada vez que me reúna con mis amigos” parece muy cutre.

Sin embargo, no queda otra. Como decía la Madre Teresa: no podemos hacer grandes cosas, pero podemos hacer pequeñas cosas con gran amor.

Acción práctica

Divide tu gran meta en metas más pequeñas. Y luego cada una de esas metas en otras más pequeñas. Y cada una de las mini-metas en pasos ridículamente pequeños. Después, apunta el primero de esos pasos en tu agenda (¡concreta!) y ponte en marcha.

Superpoder 8: crear hábitos y rutinas

Tanto en tu vida personal como profesional, eres la suma de tus hábitos. Y esto es al mismo tiempo consolador y preocupante.
Consolador porque los hábitos son como soldados hábilmente entrenados que han dejado de pensar, y cuando logras que trabajen a tu favor, te llevarán a donde quieras ir.

Preocupante porque precisamente por eso, porque tus hábitos ya no piensan, si no están alineados con lo que quieres de la vida no solo no te ayudarán, sino que te perjudicarán, y mucho.

Por eso, hacerse consciente de los hábitos que ya tienes, reemplazarlos por otros mejores y eliminar los que no te gustan es una forma a prueba de balas de cambiar. (Qué bélico me ha quedado este superpoder).

Acción práctica

Convierte tu meta en hábitos y ve implementándolos uno a uno. Para ello, enlázalos a algún hábito que ya tengas y comprométete durante un periodo mínimo de 15-20 días.

Superpoder 9: renunciar

Por cada proyecto en el que trabajas hay un infinito número al que renunciar. Y para trabajar en cualquier proyecto tienes que renunciar en tu día a día a un montón de distracciones. Esta semana, por ejemplo, está haciendo un tiempo fantástico, y yo estoy metida en casa trabajando en este artículo para poder sacarlo antes de que te aburras de mí y te vayas a otro blog. Pero tengo que elegir: o sol o proyecto. Y elijo mi proyecto (y salgo un ratito cada día al sol, que tampoco hay que exagerar).

Si quieres cambiar, tendrás que renunciar a algo. Puede ser a la recompensa inmediata de no cambiar, al beneficio secundario del que hablábamos antes. Puedes renunciar a la actitud de víctima, al alivio inmediato de la ansiedad o del aburrimiento, a actividades que no te aportan nada o a relaciones que no quieres seguir alimentando.

Y la renuncia es generalmente el punto ciego del cambio, lo que nadie te dice. Porque a todos los psicólogos y pseudogurús se nos llena la boca con lo que vas a ganar y lo maravillosa que va a ser tu vida, y cuando te encuentras con la primera pérdida dices: what the fuck? Esto no era lo que yo quería.

Asume la renuncia y estarás más cerca de cambiar que un 90% de la población.

Acción práctica

Cada vez que quieras implantar un nuevo hábito o comenzar un proyecto, no olvides crear una sección renuncia y apuntar todo aquello que estás dispuesto a abandonar, temporal o definitivamente, para lograr lo que deseas.

Superpoder 10: tolerar la incertidumbre

¿Has leído Come. Reza. Ama? Yo sí (ya he dicho que no soy una psicóloga seria, no sé de qué te sorprendes). En él, Elizabeth Gilbert cuenta cómo planeó un viaje por tres países: se fue a Italia a comer y a aprender italiano, a la India a meditar y a Indonesia a… bueno, no sé muy bien a qué, pero al final (SPOILER ALERT) se liga a un brasileño y se dedica al apareamiento.

El libro fue un bestseller brutal, y es fácil imaginarse a Gilbert caminando segura y serena por un camino de total certidumbre, desde el pseudoanonimato hasta el éxito. Te imaginas que calculó tan bien su viaje que incluso el (SPOILER ALERT) brasileño del final llegó a tiempo para la redención absoluta.

Sin embargo, estoy dispuesta a apostar que Elizabeth pasó ese tiempo preguntándose si el libro que iba a escribir no era una chorrada autocomplaciente. Porque como dice Jonathan Fields en Uncertainty, la incertidumbre no es solo inevitable cuando uno trata de construir algo; es una señal de que lo estás haciendo bien.

¿Y cuando el proyecto eres tú mismo? Pasa exactamente igual. Para avanzar de verdad, tendrás que pasar largas épocas caminando en una dirección incierta, sin saber lo que te espera al final o si tendrás que deshacerlo todo de nuevo. Aceptar, e incluso encontrar comodidad en esa incertidumbre, es una habilidad fundamental para el éxito.

Acción práctica

Cada vez que reconozcas a la incertidumbre en forma de pensamientos como “no sé si esta es la decisión adecuada”, “no sé si voy a arrepentirme de esto”, “me gustaría saber ya cómo van a salir las cosas”, puedes señalarla con el dedo: “¡eh, yo te conozco! Eres la incertidumbre!”. Puedes decirte que tenerla ahí no solo es normal, sino conveniente, porque te indica que estás avanzando por un camino distinto al que llevas recorriendo hasta ahora.

Reconócela como un signo de que esta vez el cambio es de verdad, date la enhorabuena y sigue adelante.

Superpoder 11: persistir

Seguro que has oído la historia de cómo Edison construyó cientos de prototipos fallidos de la bombilla, pero en vez de considerarlos fracasos declaró que había descubierto cientos de formas de no hacer funcionar una bombilla.

La inmensa mayoría de la gente es capaz de empezar un cambio: de ir al gimnasio una vez, dejar de fumar una semana o aguantarse el cabreo en un par de ocasiones. Lo que distingue a los que lo consiguen de los que no es lo que ocurre después del primer obstáculo. ¿Eres capaz de sobreponerte y, como decía Dori la de Nemo, seguir nadando?

¿Eres capaz de darte cuenta de que ese obstáculo, esa caída, es parte del trato y te enseña otra de las 1000 maneras de no hacer una bombilla? ¿O vas a considerarla otra prueba de que “eres débil” y de que estas cosas no funcionan contigo?

Acción práctica

Comprométete a fallar. En lugar de decir “si fallo un día/recaigo/no lo consigo”, acostúmbrate a decir “cuando falle un día/recaiga/no lo consiga” y a terminar esa frase con una acción enfocada en persistir.

  • Cuando pierda otra vez los nervios con mi pareja, me comprometeré con una rutina diaria de meditación para aprender a observar mis emociones.
  • Cuando me salte mi rutina matinal, buscaré a alguien que me sirva de accountability partner (lee el Superpoder nº14 para saber lo que es esto).

Superpoder 12: Foco

Cuando trabajas por tu cuenta en un proyecto creativo, es necesario cultivar la capacidad de foco a dos niveles:

  • Foco para elegir proyectos. Si solo tienes un proyecto, podrás dedicarle el 100% de tu atención. Si tienes 2, dedicarás un 40% a cada uno y perderás un 20% cambiando de actividad (cifras inventadas aproximadas). Y así sucesivamente. Mientras menos proyectos, más probabilidades de éxito en cada uno.
  • Foco para concentrarte en cada tarea sin permitir que las demás te distraigan.

Cuando trabajas para cambiar tu vida, también es fundamental cultivar el foco: ser capaz de concentrarte en un cambio o pocos cambios a la vez, y también ser capaz de mantener la atención en lo que estás haciendo, momento a momento, a lo largo del día.

Acción práctica

Selecciona un solo hábito o proyecto en el que trabajar cada vez. No se trata de abandonar los demás, sino de abordarlos todos, pero uno detrás de otro. Para seleccionar el proyecto en el que trabajar cada momento, practica tu habilidad de priorizar (superpoder nº4).

En el día a día, entrénate para prestar toda tu atención a la tarea a la que te estás dedicando en cada momento. Si estás comiendo, come; si estás trabajando, trabaja. Las técnicas de mindfulness te pueden servir de mucha ayuda para esto.

Superpoder 13: registrar o trackear

Registrar es una palabra aburrida que suena a notario, y por eso a mí me gusta más la expresión inglesa trackear. Lo importante, lo llames como lo llames, es que tener un medidor visual de tu progreso es básico para sentir que avanzas y que no te has perdido en una nebulosa de buenas intenciones.

Para trackear tu progreso, es fundamental que empieces por concretar (superpoder nº6), por convertir tus valores en metas y tus metas en pasos prácticos. Una vez has logrado eso, basta con crear un sistema visual para ver tu avance.

Acción práctica

Elige uno de esos sistemas visuales de registro y ponlo en marcha:

  • Map your progress: consiste en dibujar pequeñas espirales que correspondan a una parte de tu objetivo e ir coloreándolas a medida que avanzas. Aunque la creadora del sistema vende plantillas, hacer tú mismo las espirales es sencillísimo y gratis 🙂
  • Dibuja una silueta relacionada con el cambio que quieres hacer y ve coloreándola por partes. Por ejemplo: una enorma mancuerna si quieres ir al gimnasio, un corazón si quieres conocer a más personas para encontrar pareja o una silueta sentada si quieres empezar a meditar.
  • Marca tus logros en palotes, como los presos.
  • Escribe cada uno de los pasos en un post it y pégalos en una cartulina dividida en tres: sección “pendiente”, sección “en progreso” y sección “completado”. Ve moviéndolos de una sección a otra a medida que avanzas. Puedes utilizar una app como Trello para esto.
  • Imprime una lista con casillas junto a cada mini-meta y ve marcando cada una y diciendo “check”, como Ross y Monica en Friends.

Superpoder 14: hacerse responsable (public accountability)

Ser responsable públicamente o hold yourself accountable quiere decir idear una forma de que los demás comprueben si has logrado lo que te habías propuesto.

La accountability está por naturaleza conectada con los demás. La aprobación ajena es evolutivamente muy importante para los humanos, porque nadie quiere que le echen de su tribu, y sacar partido de ello te puede servirte en tus proyectos y en tu vida. Así que si quieres avanzar de verdad, busca a alguien frente al que rendir cuentas.

Acción práctica

Busca un compañero de fatigas para tu próximo proyecto personal. No te hace falta que el otro también esté comprometido con la misma actividad que tú. Natalie Goldberg cuenta en La escritura, una terapia creativa que ella quedaba para escribir con una amiga, pero que a veces la amiga ni siquiera escribía: solo llegaba, se quedaba cinco minutos y después se marchaba porque tenía cosas que hacer. Lo importante para Natalie era hacerse responsable frente a ella de aparecer y sentarse a escribir.

Superpoder 15: antiperfeccionismo

Cuando estudiaba periodismo, mi profesor de redacción dijo que una mala noticia a tiempo era mejor que una buena noticia tarde. A mí me pareció una forma horrorosa de ver la profesión y fue una de las razones por las que dejé la carrera unos meses después. ¿Quién quiere algo mal hecho?

Sin embargo, años después he tenido que darle la razón: es mejor tener algo hecho, terminado, aunque no sea perfecto, que quedarse indefinidamente dándole vueltas al ideal que tenemos en nuestra cabeza. Eso vale para este post, para mi novela (que lleva años atascada por la misma razón) o para el curso de Reescríbete.

También vale para ti. Claro que te gustaría convertirte en la versión perfecta, organizada, compasiva, enfocada y activa de ti mismo en cinco milisegundos, pero si empiezas a compararte con los que ya han llegado, te desanimarás. Hecho es mejor que perfecto. Baja tu propio listón y salta, en lugar de quedarte sentado frente a la colchoneta observando fijamente tus propios e imposibles estándares.

Acción práctica

Clasifica tus cambios en importantes y accesorios. Después, comprométete con el cambio importante y ten paciencia con lo accesorio. Por ejemplo: puede que quieras pasar más tiempo con tus hijos y que definas que lo importante es eso, el tiempo, tu disponibilidad, las muestras de cariño; y que las complicadas manualidades de Pinterest pueden esperar.

Superpoder 16: ejecutar

Si estás creando un proyecto y te quedas eternamente en la fase de planificación, todo tu trabajo no servirá de nada. Es como montar un restaurante y no cocinar ningún plato.

Lo mismo sucede con tu proyecto personal: si reflexionas, das vueltas, planificas, prevés, tienes ideas, te enfocas, priorizas… pero nunca pasas a la acción, todo ese trabajo no servirá de nada. Hace un rato te decía que acción + velocidad = éxito. Para saber qué cambios contribuyen a una vida más plena, tienes que poner todas estas ideas en marcha, tienes que actuar en cada una de ellas, y hacerlo con el suficiente dinamismo como para poder modificar lo que no funciona.

Para ejecutar son necesarias todas las habilidades anteriores, y al mismo tiempo es una habilidad en sí misma: consiste en cambiar el foco, comprometerse, cerrar los ojos a todas las demás posibilidades y sumergirse profundamente en el curso de acción que has elegido.

Acción práctica

Actúa sobre este artículo. Imprime la Guía de Acciones que encontrarás a continuación y pon en marcha un solo paso, un solo apartado. Después comprueba los efectos que tiene en tu vida, modifica lo que no funciona y repite sucesivamente.

Puedes descargar la guía aquí:

¿Y ahora qué hago?

Puedes aplicar estas habilidades a lo que quieras, incluso a objetivos en principio ambiguos e inaprensibles.

Imagínate, por ejemplo, que quieres cultivar la sensación de ser suficiente. Hasta ahora, quizá te había parecido un objetivo vago y new age, pero ahora sabes cómo abordarlo de manera efectiva y práctica.

  • Puedes tener curiosidad (Superpoder 1) y preguntarte qué significa ser suficiente para ti.
  • Puedes aprender (Superpoder 2) y leer los textos de otras personas que se han planteado la misma pregunta que tú.
  • Puedes establecer un hábito de meditación diaria (Superpoder 8).
  • Puedes ser consciente de aquello a lo que tienes que renunciar (Superpoder 9) para cultivar esa sensación de suficiente (quizá sea a la compra compulsiva, o al hábito de compararte con los demás, o al maldito Instagram).
  • Puedes enfocarte en lo que tienes delante y buscar lo que es suficiente para ti (Superpoder 12).

Al principio es abstracto y requiere un poco de práctica, pero con el tiempo te habituarás a considerarte un Emprendedor Emocional y a abordar tu vida con el entusiasmo y el valor del que está empezando un proyecto que puede cambiarlo todo.

Aviso: todo esto no te va a hacer feliz

Pero es que no es de ser feliz de lo que va la vida. La vida está en el movimiento, en el hueco entre todas estas acciones prácticas, en la sensación de profunda vitalidad que lo impregna todo cuando sientes que avanzas y que participas en tu propia película.

El objetivo de potenciar estar habilidades no es lograr cambios increíbles y convertirte en superhumano. La superhumanidad está sobrevalorada. El objetivo real es trabajar en ellas, cultivarlas día a día y sentir que tu tiempo tiene un propósito. La única forma de lograr algo parecido a la felicidad es identificar esta cualidad constantemente móvil de la vida y aprender a sentirse cómodo cabalgando sobre ella.

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18 comentarios
18 comentarios
  1. Sandra enero 26, 2016

    Hola Marina!
    Muy buen artículo, me ha gustado mucho y me ha parecido genial. Sobre todo me va a servir el superpoder de poner foco porque quiero cambiar muchas cosas y aprender muchas cosas y a veces me agobio porque no se con cual ponerme pero intentaré sacar un rato esta semana para reflexionar cual de esas cosas que quiero cambiar supondrá un mayor cambio, como tu aconsejas, porque creo que es muy buena idea. Al final al intentar abarcar tanto acabo por no hacer nada porque pierdo más tiempo decidiendo que hacer, que haciendo.
    Un beso =)

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  2. María febrero 1, 2016

    Me ha llegado mucho el artículo, ya que estoy en esa situación del cambio necesario pero que da miedo. Yo si tuve que verme en el peor momento de mi vida para saber que tenía que cambiar o cambiar, que no quedaba otra. Pero es cierto que da mucho miedo, mucho vértigo. Pero en ello estoy. No en la fase de planificación, sino en la de acción y con proyectos concretos. A mí lo que más me frena es que tengo una seguridad laboral (lo que viene siendo una plaza en propiedad) y siempre aparece aquello de ¿para que me voy a complicar? ¿arriesgar dinero? ¿tiempo para mi hijo? Ni siquiera necesito dejar mi trabajo, lo puedo compatibilizar perfectamente con mi proyecto, fijate si lo tengo fácil, y aun así me da muchísimo miedo, pero sé que lo tengo que hacer. Cuando hace un año terminé con una relación que yo creía estable, mi mundo se vino abajo. No me lo esperaba (ni que mi relación terminara ni que mi mundo se viniera abajo por ello) pero así fue. Y entonces supe que había muchísimas cosas que cambiar. Y que yo necesitaba ese cambio. Así que aquí estoy, un año después de mucho dolor, de cuestionarlo absolutamente todo, pero dispuesta a seguir contra viento y marea. He querido compartir esto porque me va bien sacarlo afuera, pero también por si a alguien le pudiera servir. Un abrazo a todos los que se han perdido en algún momento y luchan por volver a encontrarse.
    PD: Tu perfecto novio argentino, ¿no tendrá por ahí un perfecto amigo argentino, de entre 40 y 50 años, con ganas de conocer a una española argentinófila?

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  3. Alejandra febrero 1, 2016

    Magnifico! Me viene como anillo al dedo ? gracias! Espero poderle sacar partido

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  4. ana.m.velandia febrero 1, 2016

    WOW!! Marina GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, me ha encantado el artículo, ya te contaré con qué superpoder empiezo 😉

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  5. Carmen febrero 1, 2016

    Gracias Marina, ¡eres genial escribiendo!, me ayudas mucho con tus sorprendentes ejercicios, propuestas, pensamientos, formas de hacer, etc 🙂

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  6. Antoni febrero 1, 2016

    Fantástico artículo, Marina. Además, de la manera fresca, desenfadada y clara con la que sueles hacerlos. Gracias por compartir. Por mi parte, lo acabo de engullir (de una sola tajada) y ahora lo voy a ir digiriendo poco a poco; pero, en una primera lectura, ya me he dado cuenta de que puedo sacarle mucho jugo y llevar a la práctica muchos de tus consejos para mejorar mi vida para ser un poco más feliz.

    Un abrazo!

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  7. Andrés febrero 2, 2016

    Me gustaría tener una lámpara mágica para pedirle al genio que me conceda esos 16 superpoderes, pero como no se puede, pienso empezar a trabajar el número 16. Ya he planificado suficiente un proyecto y ahora es tiempo de ejecutar.

    Un excelente artículo Marina, lo pondré entre mis favoritos para consultarlo cuando me sienta perdido.

    Un fuerte abrazo!

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  8. Jorge febrero 2, 2016

    «La única forma de lograr algo parecido a la felicidad es identificar esta cualidad constantemente móvil de la vida y aprender a sentirse cómodo cabalgando sobre ella».

    Soberbio colofón para un artículo impresionante. Un 10 para el fondo, y otro 10 para la forma.
    Me encantaría leer esa novela cuando la acabes.

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  9. Alvaro febrero 2, 2016

    Muy bueno el articulo.mil gracias por tu generocidad de compartirlo.Saludos

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  10. Rosana febrero 3, 2016

    Muy buena entrada.

    Sin embargo, con el número 12 no estoy muy deacuerdo. Algunas personas necesitamos tener varios proyectos para funcionar de forma óptima. Evidentemente, esto significa alcanzar nuestras metas un poco más tarde que la persona que se dedica al 100%, pero no por pérdida de eficiencia (ese 20% que comentas) sino porque el tiempo es finito y lógicamente el tiempo lo tienes que dividir. Durante mi Tesis hice la prueba, y es que además de la susodicha, en una época iba de culo porque estaba con el alemán, sus correspondientes intercambios, francés, etc, etc. En un arrebato de responsabilidad, hice caso a las voces externas que decían: céntrate. Y me «centré». Sólo, que no había contado que así no puedo trabajar. Entré en kernel panic y mi eficiencia cayó de forma continua hasta morir. Llevar varios proyectos a la vez me permite pensar con más claridad, descansar de forma activa y macerar el contenido de otras materias, crear asociaciones inverosímiles de lo más intereantes, ser más creativa y también evita el aburrimiento, que para mí es algo fundamental. Los ingleses lo llaman multipotentiality y admito que no es para todos, pero que exisitimos. Siempre odié ese dicho que dice «quien mucho abarca poco aprieta». Se puede abarcar y apretar, ahora, hay que aprender a relajarse porque sino…

    Por otro lado, todos estos puntos son efectivamente importantes, imprescindibles, pero me ha costado darme cuenta de que estos pasos no sirven de absolutamente nada si no sabes quién eres, si no sabes qué valores te mueven. Ése es el primer paso. A algunos, por circunstancias, este paso nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, pero cuando lo tenemos borrosamente claro, el resto es bastante fácil (tú sabes….»fácil») si estás acostumbrado a realizar los puntos que comentas.

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  11. Iban febrero 3, 2016

    Hola Marina!

    Muchas gracias por el artículo. Me va venir genial para seguir trabajando en mi cambio.

    Cada vez que recibo un emai tuyo, se me alegra el día, por que sé que aprenderé cosas nuevas sobre como ver la vida, y entenderme mejor a mí mismo.

    Buen trabajo!

    Un abrazo!

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  12. Leo febrero 9, 2016

    Marina, permitime emitir un veredicto: los libros de autoayuda, son, literaria y literalmente, una reverenda CAGADA. Cuando estaba jodido del todo, me debo haber leído una docena, y entre ellos Eckhart Tolle, el Secreto, y demás lavados cerebrales literarios por el estilo. Hay dos formas de cambiar: por las buenas o por las malas. Y todo cambio, para bien o para mal, el cambio en si mismo es positivo (claro, cuando uno está jodido del todo o metido en un flor de quilombo, estas reflexiones no te bajan del cielo, mas bien bajan cuando uno aterriza forzosamente al suelo). Y de todos los superpoderes, es la «voluntad» el superpoder supremo y creo que allí es donde «el de arriba oye» (¿Será eso lo que significa realmente «la voluntad del Señor»? Te juro que se me acaba de ocurrir este pensamiento ahora mismo. Ohh Iluminación!!Jooodeer!… Me sorprendo a veces…) A ver, «fuera de joda» (frase pampeana en peligro de extinción), creo que son estos tres superpoderes los que te permiten realizar el «fucking change»: Voluntad, Aceptar, y Renunciar. Como que a las editoriales de autoayuda no les convengo como analista literario: les acabo de resumir el principio, desarrollo, y descenlace de todos y cada uno de sus best seller (es como el cine porno, ves una y son todas iguales… ehhmm… a las pelis me refiero, no entremos en detalles) En fin, otro buen artículo jipi. Espero el próximo. Saludos jipiosos.

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  13. Caro chan febrero 16, 2016

    Inocente florecilla de mi, pensando que ya estaba de PM en mi vida y no necesitaba más consejos de mi Marina, si es que una es un poco g***…jejeje.

    No sabes lo requetebien que me ha venido tu articulo, carajo, y lo identificada que me siento. Mi proyecto grande y loco de este año ha sido dejar Londres y volverme a casa para estudiar autodidactamente -ojo al dato- programación informática… y tan pancha que me he quedado.

    Eso sin contar todos los cambios a nivel emocional que estoy llevando a cabo con mi osteópata ayurvédico a base de canalizar energías y flores de Bach. Después de leer esta última frase habrás echado a correr como los pocos amigos que me quedaban por estos lares. Es el peligro de cambiar para mejor -espero- que ya no «pierdes» tu tiempo con gente que no te resuena… Imagina quien puede resonar conmigo ahora. Las cabras del monte comiendo orégano. jajaja

    Me has recordado este Ted talk de Elisabeth, es muy, muy bueno y si no lo has visto te lo recomiendo encarecidamente.

    https://www.ted.com/talks/elizabeth_gilbert_on_genius?language=es

    Desde que lo vi, para mejorar mi imagen pública si eso es posible, me dedico a hablarle a la esquina de la habitación como si estuviera mi genio creativo ahí…

    Me ha encantado leerte, y tu landing page es superkawaiiiii!!!

    Chuuuu!!

    PD: Si después de todas las perlitas que te he soltado no sé te ocurre hacerme un precio especial por lo malita que ando del coco ya te vale!! XDDDD

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  14. Soldadito Marinero marzo 9, 2016

    Muy buena metáfora! Podría ser un cuadro en el que vamos pintando nuestra vida, el rodaje de una serie de televisión que pueda ser un éxito o un fracaso (toqué el tema en mi entrada sobre aceptarse uno mismo) o una canción que todavía estamos a tiempo de componer. Un saludo!

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  15. Isabel septiembre 9, 2016

    Hola, Marina.
    Lo siento pero no puedo decir que tu artículo sea fantástico, tal como he leído, así, de corrido, en muchas respuestas. Es posible que lo sea, pero yo dejo de leer un artículo en español cuando me lo llenan, innecesariamente, de extranjerismos. He parado cuando has tenido la ocurrencia de decir que a ti te gusta más la palabra «trakear» que la española «registrar» (Ya veo a tus seguidores/as diciendo «hoy he trakeado»). No me imagino ningún escrito inglés lleno de vocablos españoles -o de ningún otro idioma-, salvo que esa palabra en cuestión no tenga su homóloga en inglés.
    Ya sé que para ti y tus seguidores yo sea una exagerada, y sí, lo soy cuando del cuidado y mimo del idioma se trata. Por eso, por más que lo intento, no puedo terminar de leer ninguno de tus artículos y de lo que leo no me entero porque no hago más que pensar que me has metido un anglicismo innecesariamente.

    Como psicóloga que eres, para ti tendré un problema, y puede que sí; pero mira, no me importa tener este problema como tampoco me importa decir que me revienta la gente que se cree que sus escritos son más amenos si usa el inglés. Y no es por desconocimiento del idioma (lo hablo y escribo con bastante soltura) ¡Ah! ¿Qué no estoy siendo asertiva? Lo sé y me importa un comino.

    PD. ¿Spoiler alert? Ya te vale.

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    • Marina septiembre 12, 2016

      Hola, Isabel:

      Da la impresión de que mis anglicismos te generan emociones difíciles. Está bien: acepto que no a todo el mundo le gusten mis artículos y mi forma de escribir. Te deseo lo mejor 🙂 Un abrazo.

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