Psicobotánica avanzada (Consigue lo que quieres con la metáfora del jardín, segunda parte)

Psicobotánica avanzada (Consigue lo que quieres con la metáfora del jardín, segunda parte)

En anteriores capítulos…

Hay un jardinero. Hay pájaros. El jardín está mustio.

Hoy voy a seguir contándote la metáfora del jardín y a explicarte cómo puedes usarla en tu vida.

Además de los pájaros, la metáfora tiene más elementos.

Las plantas del jardín

¿Qué son las plantas del jardín? Si eres un JLR (Jipi de Largo Recorrido), quizá ya sepas la respuesta: las plantas son tus valores.

¿Y qué son tus valores? Son cualidades que deseas para ti, que quieres desarrollar en tu vida, que te hacen sentir satisfacción, propósito, plenitud… Es todo aquello que conecta con lo más profundo de tu corazón.

Los valores normalmente se nombran con palabras rimbombantes: libertad, compasión, curiosidad, coherencia… sin embargo, sirve cualquier palabra que te evoque una dirección importante en tu vida. Quizá para ti un valor puede ser «Buda», porque ser como Buda te inspira. O puede ser «crecer». O «camino». Lo que cuenta es que te sirva a ti.

[Si quieres saber más sobre los valores, puedes echar un ojo a la Guía definitiva para actuar según tus valores que escribí hace un tiempo.]

Ahora puedes hacer tu propio dibujo del jardín, similar al que perpetré yo en el artículo anterior y rellenarlo con los valores que te importan.

No te atasques con esto. Los valores no son la respuesta a un examen que solo tiene una solución. Elegir un valor es como elegir caminar hacia el oeste: no hay nada en ti, en tu ADN, que diga «Pepita tiene que caminar hacia el oeste, y si se equivoca su vida será un desastre». Escoges caminar hacia allí porque en ese momento lo deseas. Y si deja de importarte, puedes andar en otra dirección.

La acción de cultivar

En esta metáfora no basta con saber cuáles son las plantas. Tienes que averiguar qué significa para ti cultivarlas.

Cultivar es actuar. No es pensar, ni imaginar, ni planear, ni fantasear, sino actuar. El jardín siempre ocurre en el ámbito de la realidad, de lo visible. Por ejemplo: cultivar tu plantita de la conexión no es pensar en que para ti es importante conectar: es quedar con alguien con quien no ves desde hace tiempo o esforzarte por escuchar mejor.

Cuando hago terapia, aquí es donde mucha gente se atasca. Es complicado convertir palabras abstractas en acciones concretas. «Sé que la autenticidad es importante para mí, pero ¿qué hago ahora con ella? ¿Cómo convierto ese valor en una acción, en algo tangible?»

Empieza de forma sencilla: preguntándote «¿qué puedo hacer hoy/esta semana que signifique cultivar la planta de X?». Cuando te hagas la pregunta, párate un momento. No esperes que la respuesta llegue enseguida y no te rindas si no lo hace: escarba un poquito más.

Si no te llega nada, quizá tu problema sea el que te voy a explicar en el próximo apartado.

Acciones reactivas y acciones proactivas

La mayoría de los valores pueden hacerse presentes de dos maneras: una es reactiva y otra es proactiva. Esto quiere decir que puedes actuar de acuerdo con un valor:

  • O bien en respuesta a una situación que te presenta la vida,
  • O bien empezando tú la acción de forma deliberada.

Por ejemplo:

  • Puedo ser aventurera diciendo que sí a todo lo que me propongan durante un mes, por loco que parezca. O puedo comprometerme a planear una actividad fuera de mi rutina cada semana, sola o con amigos.
  • Puedo ser amable evitando seguir la corriente a alguien que está criticando a otra persona, o proponiéndome hacer tres comentarios agradables a tres personas distintas cada día.
  • Puedo ser divertida riéndome abiertamente cuando alguien cuenta algo gracioso, o practicando para representar monólogos de humor frente a los amigos.

Si te atascas convirtiendo tus valores en acciones, quizá sea porque te estás empeñando en buscar maneras activas de hacerlo, y algunos valores (por ejemplo, la lealtad, o el respeto) son difíciles de plantear así. En lugar de eso, encuentra la forma de crear una regla para cuando se te presenten estas situaciones.

Para crear esta regla, necesitas dos elementos: el desencadenante y la acción. Como desencadenante, anota el tipo de situación ante la que quieres reaccionar de forma distinta; como acción, describe exactamente qué quieres hacer.

Por ejemplo, para la lealtad:

Cuando alguien hable mal de un amigo mío (desencadenante) le defenderé sin perder la calma (acción).

O para el respeto:

Cuando alguien elija una opción de vida con la que no estoy de acuerdo (desencadenante) no argumentaré en su contra y repetiré internamente el mantra «el que la lleva la entiende» (acción).

Ya tenemos más o menos claros cuáles son los elementos del jardín. Sin embargo, como seguro que ya has detectado, todavía nos quedan un gran problema que solucionar. A saber:

Todo esto está muy bien, pero… ¿qué hace el jardinero?

Aunque sepamos qué es cada elemento en el jardín, la situación se repite: cada vez que el jardinero se pone a cultivar, aparecen pájaros y le distraen, o le enfurecen, o le desaniman.

Recordatorio visual de lo que pasa en el jardín. Ahora bien: ¿el problema son los pájaros? ¿O el problema es lo que hace el jardinero cuando los pájaros aparecen?

Si no quiero practicar piano porque cada vez que algo no me sale, me frustro, y cada vez que me frustro, dejo de tocar… ¿el problema es la frustración, o es el hecho de que yo elija voluntariamente dejar de tocar?

La pregunta tiene truco. Ambas cosas son un problema. Sin frustración, sería más fácil actuar. Alex Honnold, el escalador de solo integral más conocido, tiene el cerebro alterado de forma que siente menos miedo que la gente normal. Tiene menos pájaros y le cuesta menos cultivar la planta que sea que él cultiva cuando se pone a escalar sin cuerda (¿intención suicida? ¿Inconsciencia?).

A la izquierda, el cerebro de Honnold, pájaros-free. A la derecha, el del sujeto control, también conocido como persona normal.

Es decir, que si te preguntas si a ti te vienen más pájaros que a otras personas, es posible que sea verdad. Quizá hay gente a la que le cuesta menos hacer las cosas que tú. La vida es así. Lo que pasa es que, de momento, no podemos intervenir en tu cerebro para eliminar los pájaros. La lobotomía no es la solución.

Así que en realidad la pregunta correcta es: ¿sobre qué problema tienes más capacidad de actuar?

¿Puedes quitarte la frustración?

La creencia popular es que sí. Día tras día tras día viene gente a mi consulta que me pide una u otra variante de «quítame los pájaros».

  • Quiero que deje de importarme no tener pareja.
  • Quiero pensar menos en mi ex.
  • Quiero que se me quite la pereza y me entren ganas de hacer cosas.
  • Quiero dejar de tener pensamientos de baja autoestima.

Pero ¿qué pasa si tú, o yo, o los dos, nos centramos en quitarte los pájaros?

Lo primero es que si estás con los pájaros… no estás en el jardín.

Y lo segundo es que quitarse los pájaros de una vez y para siempre es imposible. IM-PO-SI-BLE. Las estrategias funcionan un tiempo. Puede que mucho tiempo. Puede que a fuerza de distraerte, o de convencerte, o de drogarte, logres mantener a tus pájaros a distancia durante un rato.

Pero siempre vuelven.

SIEMPRE.

Y aunque no volvieran: ¿quieres pasarte tu vida con los pájaros o en el jardín? ¿Quieres que en tu tumba ponga «Marina Díaz: luchando contra la ansiedad desde 1985?».

Internet: ese lugar donde puedes diseñar tu propia tumba

Además, todo este asunto tiene otro truco: los pájaros son hologramas. Son virtuales. No pueden hacerte daño a ti, ni picotear tu jardín, ni tapar el sol. Lo único que hacen es molestar, pero no tienen manera de ejercer una influencia real sobre el jardinero o sobre las plantas.

Así que la solución es sencilla: el jardinero puede seguir plantando con los pájaros. Puede limitarse a escucharlos, tomar nota de que están ahí, volando, y devolver toda su atención a las plantas del jardín.

Básicamente la imagen es la misma, solo que el jardinero está pensando «a mi plim, yo duermo en Pikolín».

Ya está. Tu vida está solucionada. Tienes todo lo que necesitas para ser feliz: ¡sal ahí a cultivar!

¡No es tan fácil!

Lo sé.

¿Por qué no es tan fácil?

Hace unas semanas me invitaron a dar una clase en el postgrado de Coaching Nutricional de la Universidad de Barcelona. Las alumnas se sentían frustradas porque día tras día, los clientes se saltaban la dieta y comían lo que no tenían que comer.

Entonces les propuse el ejercicio del mechón de pelo (™). Para hacer este ejercicio necesitas pelo largo; si no lo tienes, utiliza tu creatividad o una peluca.

Colócate un mechón delante de la cara. Si tienes gafas, una alternativa es bajártelas hasta la punta de la nariz.

Ahora observa qué pasa.

Cuando hice esto en la clase de Barcelona, en diez segundos tenía a veintitantas chicas con cara de angustia porque necesitaban quitarse el mechón de la cara. Estuvimos unos minutos observando la sensación, las ganas de quitárselo, las imágenes que venían a la cabeza de la mano apartando el mechón y del alivio que iban a sentir después.

Al terminar el ejercicio, y después de que todos los mechones estuvieran en su sitio, pregunté quién iba a sentir a partir de ahora más empatía hacia el cliente que cedía y se comía la galleta. Se levantó un número abrumador de manos.

El ejercicio del mechón de pelo sirve para ilustrar la FUERZA que tienen los pájaros cuando uno está ahí metido. Te parece que realmente no tienes escapatoria; que la única forma en que puedes actuar es obedeciéndoles.

Sin embargo, sí que la tienes. Cuando les dije que para hacer el ejercicio tenían que dejarse el mechón en la cara, las alumnas fueron capaces de elegir. Si alguien te amenaza a punta de pistola y te dice que no te quites el mechón, puedes hacerlo.

Cuando la dirección en la que va tu acción es importante para ti, eres perfectamente capaz de elegir actuar con los pájaros.

Así que estamos de acuerdo: es difícil (si fuera fácil, el problema no habría aparecido), pero es posible.

Vale, acepto pulpo. Ahora, ¿cómo se hace?

Creo que este es un buen momento para despedirme hasta el próximo artículo. ¡Muahahaha! Psicosupervivencia tiene más cliffhangers que Juego de Tronos.

Antes de irme, voy a recapitular:

  • Las plantas del jardín son los valores: las direcciones importantes que quieres seguir en tu vida.
  • Cultivar el jardín quiere decir actuar en dirección a lo que te importa.
  • Para trabajar en tu jardín tienes que descubrir tus valores y que definir con claridad qué significa cultivarlos.
  • Los pájaros son molestos, pero no pueden afectarte físicamente ni a ti ni a tu jardín.
  • La solución al dilema es cultivar tus plantas dejando espacio a los pájaros para que digan lo que quieran y vuelen cuanto quieran.

Espero que te haya gustado el post. Como siempre, déjame tus comentarios y no te pierdas la última parte.

 

[Fuente de la imagen del cerebro de Alex Honnold]

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27 comentarios
27 comentarios
  1. Jennifer abril 12, 2018

    Hola marina, como siempre me ha encantado tu post y me ha llegado en el mejor momento para recapitular y resetear un pelín mi sistema q últimamente va genial pero a veces se queda un pelín ralentizado y tengo q darle un limpiado jajaja un fuerte abrazo y enhorabuena por la buena noticia! Besos para los dos!!

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    • Marina abril 12, 2018

      ¡Gracias, Jennifer! Me alegro de verte por aquí y espero que te vaya todo muy bien. Un abrazo,

      Marina

      Responder
  2. Maite abril 12, 2018

    Hola Marina¡

    Primero quiero felicitarte por tu maternidad. Y por supuesto, (esto es un valor afortunadamente) GRACIAS, por esta información tan clara.

    tu simpatía me llega, tu honestidad al comunicar también, y encima, va y siento igual que tu.

    Yo desde aquí quiero cultivar mi jardín que es lo que más me cuesta, y como tu dices, hago más caso a los pájaros y me dejo sola. Ahí estoy, una elección mía, y seguro con tu ayuda, voy a ser una muy buena hortelana.

    Gracias.
    Maite

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    • Marina abril 12, 2018

      Muchas gracias, Maite. En efecto, cultivar tu jardín es tu elección y depende solo de ti. Estoy segura de que vas a ser una hortelana estupenda (y ahora me estoy planteando si debería haber titulado el post «Psicohorticultura avanazada»).

      Abrazos,

      Marina

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  3. Eugenia abril 12, 2018

    Hola Marina! Gracias por este segundo capítulo.
    Es súper dura la realidad de que la mente va a intentar boicotar nuestros retos. Al final es como vivir con un enemigo que no sabes cuándo va a atacar, jajajja
    ¡Me gustaria saber más sobre cómo ejercitar la fuerza de voluntad!Porque el cerebro tiene muchos «tricky-games» para conseguir que nos rindamos.
    Un abrazo,
    Eugenia

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  4. Marian abril 12, 2018

    Hola Marina, estupendo el post como siempre.

    Por ahí voy yo, intentando seguir a lo mío sin hacer caso a los pájaros. y no, no es fácil, a veces lo consigues, a veces no, pero lo importante es seguir hacia delante y no dejar que los pájaros te arrinconen y te paralicen.

    Un abrazo

    Marian

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  5. Sergio abril 12, 2018

    Hola MArina , me encantan las historias y las metaforas , esperaba ansioso como seguia la historia. Saludos desde Buenos Aires.
    Pd estuve viviendo en Nueva Zelanda 8 meses , en Auckland mas precisamente, estudiando ingles. Te puedo recomendar lugares para visitar.

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  6. Maria abril 12, 2018

    Me encanta la frase «si estás con los pájaros… no estás en el jardín» 🙂

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  7. Noe abril 12, 2018

    Cuantos capítulos tendrá esta alucinante saga? A la espera del próximo, gracias Marina!

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  8. JOSE GIMENEZ abril 12, 2018

    Excelente artículo, en este momento estoy desde hace 6 meses en una etapa en la que estoy buscando ayuda porque estoy «totalmente centrado en los pajaros» y me es imposible salir de ahí. Muchas gracias, el artículo lo hace a uno reflexionar pero, como bien dices, es fácil saber lo que uno debería hacer, pero no es fácil llevarlo a cabo

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  9. jose abril 12, 2018

    mil gracias por compartirlo, eres un gran amor. saludos desde ags mexico

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  10. Sara abril 12, 2018

    Hola, Marina,

    Un post genial y súper bien explicado. Me siento totalmente identificada y espero con mucha intriga la tercera entrega para ver como conseguir domar esos pajaritos. Porque como bien dices, siempre vuelven.

    Este post me ha inspirado para dibujar mi propio jardín, mira: https://imgur.com/a/BuLQP
    Es un poco batiburrillo, porque no tengo parcelas, pero me gusta el desorden ordenado 🙂

    Gracias por la ayuda que das con tus posts y por la inspiración!

    Y enhorabuena por el embarazo, seguro que serás una gran mamá.

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    • Marina abril 12, 2018

      ¡Me encanta tu dibujo, Sara! Muchas gracias por compartirlo. Un abrazo,

      Marina

      Responder
  11. jose david abril 13, 2018

    Hola Marina y futura Mama, mis mas humildes felicitaciones. te envie un correo la semana pasada felicitandote por tu maternidad pero parece que este correo no te llego . bueno de todas maneras estoy muy contento con la noticia y voto por que le pongas carolina por nombre.y por favor no le enseñes a escalar dejala que se desarrolle tranquilita no mas gracias por el post un abrazo fuerte y un besito a tu beiby .jose david

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  12. Jessica abril 13, 2018

    Hola Marina, me encantan tus posts, sos muy clara y me has abierto los ojos muchas veces, espero con ansias la continuación! ¿cuál será el siguiente paso? Me encantaría enfocarme en mi jardín. 🙂 Saludos desde Ushuaia, Argentina.

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  13. Carmucha abril 13, 2018

    ¡Bravo! 😀

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  14. Virginia abril 13, 2018

    Hola Marina!

    Un post magnifico, deseando que llegue el siguiente!

    Muchísimas gracias!

    Bsitos

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  15. Maria abril 13, 2018

    Estupendas palabras

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  16. Fuera pajarracos abril 13, 2018

    Me ha encantado!! Gracias Marina por este estos dos posts tan buenos sobre el jardín y los pájaros, que son de gran ayuda.
    Hice una terapia hace tiempo y la psicóloga me ha dicho que tenía pensamientos obsesivos, que pensaba mucho en cosas malas que podrían sueder y eso es como una ley de atracción cuanto más los piensas acaba sucediendo y así fue como me pasaron algunas cosas que pensaba …
    Me dio técnicas para detener el pensamiento o simplemente escucharlos, dejarlos estar y nada más..también ayuda bastante el mindfullness, pensar y concentrarte en lo que estás haciendo en ese momento que aparecen los pájaros y en nada más ( nada de pensar en cosas del pasado ,ni cosas que tienes que hacer…por ejemplo en este momento estoy concentrada sobre lo que estoy escribiendo.) , ejercicios de respiración, yoga… pero tengo que admitir que tu artículo también es otra gran ayuda que me apunto!!. Te leo siempre y cada email de los viernes con recomendaciones sobre frases, pelis, documentales,.me encanta!!
    Un saludo

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  17. Jorge abril 14, 2018

    ¡Esa lápida me ha impactado! Yo también voy a diseñar la mía, y te voy a ganar. Me pondré el 2200 como fecha final, por algo me cuido tanto.
    ¡Muchas felicidades por la buena noticia de tu embarazo, Marina!

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  18. Rebeca abril 15, 2018

    Está muy bien todo, pero…

    ¿Qué ocurre cuando no hay nada lo suficientemente importante para ti? Es decir, en tu artículo dices «Cuando la dirección en la que va tu acción es importante para ti, eres perfectamente capaz de elegir actuar con los pájaros.» Pero ¿qué pasa cuando eres incapaz de decidir qué es importante para ti o cuál es el modelo ideal de vida para ti? Porque en la mayoría de los artículos de psicología te dicen que si no sabes lo que quieres, no puedes actuar conforme a ello para lograrlo. Obviamente, pero ¿cómo sé qué quiero de verdad? Y ya leí tu artículo sobre cómo definir mis valores y otros similares (realmente creo que los he leído todos), incluso los de otros psicólogos, coach o como quieras llamarlos. Llevo AÑOS con esta pregunta.
    Creo que me da más miedo tener libertad para elegir que no tenerla, porque elegir implica lidiar después con el arrepentimiento y la culpabilidad cuando las cosas salen mal o cuando te pierdes aquello que debe sacrificarse al haber elegido una opción determinada.
    Entonces, ¿cómo defino qué es importante para mi, cómo elijo de entre todas las posibilidades cuando tengo intereses múltiples y muy diferentes, y sobre todo, cómo me mantengo después firme en mi decisión?
    Gracias.

    Responder
    • Marina abril 19, 2018

      ¡Hola, Rebeca!

      Es una pregunta muy interesante. Me parece que es importante distinguir entre valores e intereses. A la mayoría de la gente le interesan cosas muy distintas y a veces incompatibles (por ejemplo, la escalada y la escritura, en mi caso), pero muchos valores son comunes a esos intereses: la autosuperación, la creatividad, la disciplina. Me pregunto si tu caso es más una cuestión de no tener claros tus intereses, o tus metas a largo plazo, que tus valores.

      En ese sentido, creo que quizá un artículo que te puede venir bien leer es el de la toma de decisiones ? http://www.psicosupervivencia.com/como-tomar-decisiones-dificiles/

      Otra cosa que me parece que también podría ayudarte es pensar en tu vida de una forma digamos más… líquida. Me pregunto si no estás tratando de construir una narrativa estable que tenga sentido de lo que quieres hacer, lo que te interesa, tus planes… y te cuesta porque la vida es mucho más imprecisa y compleja que todo eso. Te animo a que trates de renunciar a ese plan perfecto (puedes leer este post de Leo Babauta, que es brillante y trata un poco de eso ? https://zenhabits.net/system/) y en su lugar practiques aterrizar más a menudo en el presente y dejar ir un poco tus expectativas acerca de lo que debería ser una vida o de lo claras que deberías tener las cosas. No sé si me he explicado muy bien con esto. Es un poco complejo para un solo comentario.

      Ya me cuentas. Gracias por comentar y un abrazo,

      Marina

      Responder
      • Rebeca abril 30, 2018

        Hola Marina,

        Pues para resumir mucho la situación y que puedas entender de dónde vienen mis dudas existenciales, digamos que se trata de elegir entre dedicarme a una profesión ligada al cine o dedicarme a otra que tiene que ver con la ciencia. En cuanto a la primera, siento que me llama la atención y que me siento identificada con ese mundo desde que soy una niña, que siempre veo la vida desde la perspectiva de contar historias, del cine y de ese mundo audiovisual por más que haya intentado evitar ese tipo de profesiones, porque son inestables y creo que implican sacrificios si se quiere vivir de ellas, como no poder tener una vida familiar a la vez y una economía estable (o eso me parece a mi). Por otro lado, está esa profesión «científica» que me hace sentir identificada con la niña empollona que siempre fui, quizás más por contentar a mi familia en principio que por seguir mis instintos, ya que «los estudios de letras no son para los listos». Entonces es como que me siento defraudando a una parte de mi si no hago esa carrera científica, que por supuesto también me gusta en cierta manera porque al final se le coge gustillo a hacer «cosas de persona inteligente» y sentirte «respetado» por ello (perdona tantas comillas y frases tontas, es para que me entiendas).

        En fin, si sintetizamos, nada nuevo bajo el sol, se trata de elegir entre letras y ciencias, entre pasión o prestigio, y en definitiva no comer o comer a final de mes, jaja. La cuestión es que tengo veintilargos años y tampoco está la cosa como para perder tiempo, ya lo hice en mis jóvenes veintipocos por cabezonerías mías.

        PD: muchas gracias por los links, me han ayudado bastante, como prácticamente todos tus artículos; el de las decisiones difíciles también lo había leído, aunque esta decisión para mi no es que sea «simplemente difícil», me resulta muy dura porque implica elegir una de dos dimensiones completamente distintas en la única vida que tenemos, y me cuesta horrores hacerme a la idea de no quedarme con quien verdaderamente soy.

        Responder
    • Verónica abril 23, 2018

      Me he sentido muy identificada. Ahora tengo más claridad pero tengo momentos de dudas y he estado muy muy perdida.

      Hay muchos ejercicios y cursos para hacerte reflexionar y tratar de encontrar un punto común entre tus pasiones, tus talentos, tus valores,…

      Pero por mi propia experiencia lo normal es tener muchas y variadas pasiones y no saber en cuál centrarse. Y los talentos pueden ser aplicables a muchas cosas diferentes o por el contrario no encontrarles utilidad.

      Al final pienso que de lo que se trata es de atreverse a hacer alguna de esas dos, cinco o veinte cosas que te planteas porque cualquiera de ellas será mejor que otras que no están alineadas con tus pasiones, talentos, valores.

      Nunca vas a tener certeza total de que una decisión es ideal porque no somos adivinos. Primero tienes que elegir y luego valorar si ha sido una decisión correcta o no tanto. Es mi opinión.

      Sí puedes seguir tu intuición. Quizá hay cosas que sabes que no son compatibles contigo para nada o que no te importan. Así puedes ir descartando. Y entre las que queden quizá pensar qué es lo que más te gustaría solucionar, lo que más te preocupa, lo que más te duele, lo que más dentro te llega… por ahí puede estar tu propósito.

      Es difícil pero como dice Marina hay que renunciar al plan perfecto. No puedes pretender tomar todas las decisiones correctamente y lo digo por experiencia. Ese miedo o perfeccionismo solo te paraliza o te hace que precisamente te equivoques más porque no tienes en cuenta la información o recursos que sí tienes (como en este caso podría ser valorar objetivamente aquello que te gusta, aquello que se te da bien, aquello que es importante para ti, aquello que sientes que te dice tu intuición,…)

      Ten paciencia y sobre todo ve haciendo. A veces es cuestión de probar cosas, de aprender, de experimentar, no solo de introspección.

      Saludos

      Responder
      • Rebeca abril 30, 2018

        Gracias Verónica! Muy acertado también tu comentario; como tú dices creo que lo mejor es ir probando y haciendo cosas, atreverse como bien dices.

        Un saludo

        Responder
  19. Natasha junio 15, 2023

    jajaja ame tu forma de escribir y tu humor, me hace sentir que me lo estas contando cara a cara. Graciass!!

    Responder

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