Encontrar el sentido de tu vida no da la felicidad

La vida es un poco como el chiste del condenado a muerte en la cámara de gas, que empieza a aporrear la puerta hasta que los guardias, preocupados, le abren. «¿Qué pasa?», le preguntan. Y el hombre, agobiado, contesta: «¡Que me asfixio!».

Incluso cuando asumes que no todo va a ser jiji-jaja; cuando dejas de creerte a los que te prometen tener solo pensamientos y sensaciones agradables; cuando sales de Autoayudalandia; cuando decides centrarte en el propósito y no solo en el placer… si se abre la espita del gas, tú protestas porque te estás asfixiando.

Yo antes pensaba que si lograba que todas las acciones de mi vida tuvieran un sentido elevado más allá del polvo cotidiano, el desconsuelo no podría alcanzarme. Que me haría impenetrable a esa molesta sensación de echo-de-menos-algo-y-no-sé-el-qué. Pero qué va: sigue ahí. Encontrar el sentido de tu vida tampoco es la panacea. Los valores no son la panacea. NADA es la panacea.

¿Cómo llegar a disfrutar medianamente de la vida y no acabar tirándose de un puente?

Paso 1: deja de buscar la felicidad

Si estás leyendo este blog, es probable que ya hayas llegado a este paso. Las palabras «pensamiento positivo» te dan alergia y eres consciente de que para hacer cosas importantes en la vida hay que experimentar todo tipo de sensaciones: agradables, desagradables y neutras.

Esto no quiere decir que dejes de buscar sensaciones agradables. ¡Las sensaciones agradables son estupendas! Ten orgasmos, sal a la naturaleza, come helado de pistachos en Los Italianos.

Pero no busques solo sensaciones agradables. Énfasis en el «solo». No funciona así. Es como el día y la noche, el verano y el invierno, Harry Potter y Voldemort. La oscuridad existe, está ahí y va a aparecer en tu vida, y resistirte solo te llevará a sacrificar la dirección de tu barco en el altar del diosecillo de la anestesia emocional.

Paso 2: deja de buscar la felicidad con otros nombres

El malentendido más frecuente en Reescríbete, que me ha hecho plantearme muy seriamente la necesidad de rehacer el curso, es creerse que aceptar algo equivale a que te dé igual.

Imagínate que tienes una piedra en el zapato. Y ahora imagínate que te dicen que aceptes esa piedra. No significa que vaya a dejar de dolerte. Lo único que quiere decir «aceptar la piedra» es que te vas a levantar y vas a seguir andando, aunque cada vez que pongas el pie en el suelo veas las estrellas.

Porque la otra opción es quedarte donde estás.

No lo llames mindfulness si lo que quieres es relajarte. No lo llames «buscar el sentido de mi vida» si lo que quieres es levantarte cada mañana como Papá Noel harto de Prozac echando un polvo en Disneylandia (¡si pillas esta referencia, deja un comentario!). No lo llames «encontrar mi pasión» si quieres que trabajar no te cueste trabajo.

A mí el gas de la cámara todavía me sorprende. Este año está siendo complicado de una ridícula forma primermundista: estoy agobiada porque tengo que ir a Madrid cada dos semanas para el máster, y eso me está haciendo polvo el descanso, las rutinas y los objetivos para el blog. Estoy harta de hacer y deshacer maletas. No me centro, y eso me angustia, y deseo volver a pasar más de quince días en el mismo sitio. Se me empieza a partir en dos el cerebro por la tensión entre lo que quiero y lo que querría tener.

Y una parte de mí dice: «lo estás haciendo mal, Marina. Algo va muy mal».

Que me asfixio.

Y tengo que recordarme que no, que esto es así, y que el máster se alinea con mis valores, y debería estar agradecida, y blablablá, y que eso no es incompatible con que se me lleven los demonios cuando me veo otra vez en el metro de Madrid.

Paso 3: abandona la necesidad de certeza

La certeza es para niños pequeños. Certeza es cuando tu madre te aseguraba, «de verdad, de verdad, palabrita del niño Jesús», que no había monstruos debajo de la cama. Después creciste y se acabó la certeza, y preguntarte una y otra vez si seguro que esta relación de pareja es la correcta, y este trabajo el mejor que podrías tener, y esta ciudad la que te hace más feliz, y este sabor de helado el mejor de los veinticinco que ofrece la heladería, no te la va a devolver.

[He aquí otra cosa que hacía mi madre, por cierto: como de pequeña todo me daba miedo, no podía contarme cuentos tradicionales, así que en lugar de eso se inventaba historias donde todo iba bien, todo el rato: Ana y sus amigos se van de excursión; Julia celebra su fiesta de cumpleaños. Una especie de Instagram narrativo.]

Ayer hablaba con Pablo de cómo Internet nos está pudriendo el cerebro, y la simplificación de la realidad es una de las consecuencias más dañinas. No solo porque no se puede explicar la crisis (ni la guerra de Siria, ni la democracia) en tres minutos con dibujitos a tiempo real, sino porque para vivir en el mundo de los adultos, tienes que ser capaz de sostener en tu cerebro ideas contradictorias.

Como querer estar con alguien y, de vez en cuando, tirarte a media Humanidad; o que te guste tu trabajo y te saque de quicio tu jefe; o adorar a tus hijos y querer, como decía una amiga mía, pulsar el botón de pausa, irte una semana al Caribe y después volver y retomarlo todo como estaba.

Así que reúne todo el esfuerzo que estás invirtiendo en buscar claridad y El Sistema Definitivo, y dedícalo a encontrarte a gusto en medio del caos.

Paso 4: lánzate a la aventura

Hace poco me comentaba Jon Valdivia que está harto del discurso de «la vida es dura, acéptalo, punto». Una cosa es no caer en las garras del positivismo iluso y extremo, y otra es convertirse en un faquir del crecimiento emocional. Porque quizá la felicidad no está al alcance de tu mano y nunca lo estuvo, pero lo que sí que está a tu alcance es la aventura.

¿Qué hace que algo sea una aventura?

Para empezar, el riesgo. En una aventura, el miedo y la incertidumbre se dan por descontado. Te puedes ir a dar un paseo al parque enfrente de tu casa, pero no será una aventura; y si lo es, será porque te has apañado para dejar espacio a lo inesperado.

Y para seguir, la oportunidad de que pase algo fantástico. Por supuesto que la vida no es solo picar piedra y sudar sangre. La vida está, como dice Hazel Grace en Bajo la misma estrella, llena de infinitos entre nuestros días limitados. Esos infinitos son la recompensa por lanzarte a la aventura. Se esconden en medio del dolor, la enfermedad y la muerte, y son breves y enormes al mismo tiempo.

Sí, esta imagen es una cita de Bajo la misma estrella. Pero antes de que me juzgues por citar un libro de amor para adolescentes, recuerda que ese libro fue un éxito brutal, y que lo fue precisamente porque habla de aventuras, de riesgo y de infinitos escondidos, y porque algo dentro de nosotros reconoce nuestra humanidad en esas historias.

Trataré de recordarme esto la próxima vez que me vea en el autobús, camino de la estación de Méndez Álvaro. Hay una aventura en algún lado, escondida detrás de los monitores individuales para ver pelis. Solo tengo que encontrarla.

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19 comentarios
19 comentarios
  1. Miguel julio 4, 2017

    Jajajaja
    Llevo tiempo leyéndote pero este post me ha encantado, qué divertida eres!!

    Un abrazo!

    Responder
  2. Jose Moreno julio 4, 2017

    ¡Hola Marina me gusta tu reflexión! Que difícil es esto de la felicidad, la vida, ser feliz, hacer lo que uno quiere, lanzarse a la aventura…

    Yo en mi caso lo he dejado todo para lanzarme a la aventura. He dejado mi piso en alquiler, he vendido todas mis posesiones materiales que no pueda llevar en la furgoneta que he comprado para viajar y como tu bien dices lanzarme a la aventura a ver que me depara la vida y si encuentro mi camino o el camino o lo que sea… xD

    Algo que me estoy dando cuenta después de más de 3 meses y 9 días fuera de casa viviendo en una furgoneta viajando, es que no se puede ser feliz fuera de la zona de confort constantemente… que al final lo que hacemos es buscar otras zonas de confort para ir saltando y que también necesitamos estar en la zona de bienestar. La rotación es el punto ideal entre ambas.

    Otro punto muy importante es tener objetivos a corto plazo para que tu día a día tenga un sentido y no ir en la vida como pollo sin cabeza que sería el equivalente a una persona que solo trabaja y está en casa.

    ¡Un fuerte abrazo Marina! Continuare siendo feliz a intervalos a mi manera despelucado en una furgoneta que me lleva a todos lados… lalala ?

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    • BiancaRamosMendez julio 6, 2017

      Tanta verdad junta .!

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    • Sara julio 6, 2017

      Genial post, Marina, y genial iniciativa, Jose Moreno! Suerte con las aventuras!!!

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  3. Pepe julio 4, 2017

    la referencia es de Friends! 😉

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  4. santiago julio 4, 2017

    ¡otro post genial, Marina!

    Es verdad que a veces tanto happyflower y pensamientos positivos me rechinan (grande el libro «Sonríe o Muere»…o otro que leí, antes de dejarme y perder el libroelectrónico en un banco del parque 🙁
    «el poder de los introvertidos»).

    Supongo que la vida al final es sencilla, la vamos escribiendo nosotros, pero hay que ponerse manos a la obra.

    Pues mucho ánimo, ya queda menos para el final del máster… y quién sabe, igual en ese mismo vagón de metro me tienes enfrente.

    Un abrazo,
    Santi

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  5. Auxi julio 4, 2017

    Me ha encantado el post, Marina. No tiene desperdicio. Normalmente, ya me gusta leer cualquier cosa que escribas porque me encanta como lo haces (por cierto, sin ánimo de peloteo, me he comprado tu novela, aunque me la tengo que reservar para paladearla un poco más adelante :-/ ), pero este post te ha salido redondo en mi opinión. No puedo estar más de acuerdo. Incluso en «que se me lleven los demonios cuando me veo otra vez en el metro de Madrid». Adoro Madrid, pero soy de Málaga, bastante tranquilona y huyo de multitudes y vorágine. Cada uno es como es.

    Parece casualidad, pero hace un par de horas había estado leyendo un artículo que pone un poco verde el tema del pensamiento positivo y la vida edulcorada (https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/la-felicidad-como-dogma-el-pensamiento-positivo-ha-colonizado-a-la-sociedad-y-es-hora-de-desterrarlo, por si te pica la curiosidad), que va en la línea del primer punto de tu post. A ver si empezamos a echar un poco de sensatez y dejan de vendernos un mundo de colores pastel y mensajes escritos en bonito «lettering».

    Ánimo con el máster (y no dejes de escribir ;-).

    Un abrazo,

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  6. Sandra julio 4, 2017

    Hola Marina,

    Me encantaría compartir contigo esta perlita filosófica de William S. Burroughs en «Tierras del occidente» a colación de todo este negocio boyante de la felicidad eterna:

    * * * * *

    Concéntrate en todo el planeta moviéndose a esa velocidad. Todo encuentro es tan portentoso como un cometa. El aire crepita con peligro, miedo, luto y éxtasis. Cada vuelta más rápido. […]

    Así que tenemos una vida con pocos momentos de propósito y significado dispersados aquí y allá… no tienen que ser supremos pedazos de gran logro, puede ser solamente el cielo nocturno sobre St. Louis o donde sea. Puede ser un gato blanco en una pared roja mirando el horizonte de Marrakesh… ese gato macho es Ra, el dios mismo. Es transitorio: si ves algo hermoso, no te aferres a ello; si ves algo horrible, no recules de ello…

    * * * * *

    Mil gracias por sacudir nuestras neuronas. Muchos ánimos en la fascinante aventura de tu vida 🙂

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    • Marina julio 4, 2017

      ¡Qué bonita! Me encanta la frase de «el aire crepita con peligro, miedo, luto y éxtasis». Muchas gracias, Sandra.

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  7. Juan julio 4, 2017

    Creo que están malinterpretando el concepto de felicidad. La psicología positiva maneja todo eso que mencionas y que planteas de manera errónea. La felicidad no es el fin, es el camino. Es lo que al final terminas llamando la «aventura». Es un error que casi todos tienen y que por eso juzgan la autoayuda y el pensamiento positivo como algo para ilusos. Eso tambien es iluso, pero desde el punto de vista cinico vulgar. Eso que planteas con otras palabras es lo mismo. Pensamiento positivo es justamente el ver la vida no color de rosa, sino saber que a pesar de la adversidad, sera algo que superaras, que no sera facil pero que veras avanced y eso te impulsara a seguir. La felicidad no estsr siempre jaja, es el camino y como disfrutas ese camino. Cuestion de actitud. Y tienes que aceptar la realidad aunque duela, no puedes evitarlo. El punto es lo que dije cuestion de actitud.

    Eso lo maneja la psicologia positiva, y el problema que se enfrents es que todos tienen ese pesimo conceoto. Solo ven blanco y negro. Fatalistas o ilusos. Hay grises, hay altibajos. Eso es la belleza de la vida.

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    • Marina julio 4, 2017

      Gracias por comentar, Juan. En ningún momento me he referido a la psicología positiva, que desconozco, sino al pensamiento positivo.

      Respecto a la felicidad: el significado que estoy utilizando es el que entiendo que manejamos como sociedad, que es el de ausencia de dificultades y presencia de sensaciones agradables. Por supuesto, se puede matizar y adaptarla a algo más acorde con la realidad.

      Un abrazo.

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  8. eva julio 4, 2017

    Aún no lo he leído pero has escrito (por lo que pone el título) JUSTO lo que necesito recordarme muchas mañanas 🙂
    Gracias una vez más Marina

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  9. Jesus julio 4, 2017

    En tu onda, jajaja.Yo tambien he comprado el libro.
    Un abrazo!!!

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  10. Itziar julio 5, 2017

    Me encanta el poso que ha dejado en mí : relaja, eres humana y contradictoria. Y está bien.
    Un beso, Marina

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    • Marina julio 5, 2017

      Qué bonito lo del poso, Itziar. Gracias a ti. Un abrazo.

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  11. Priscila Hernández julio 5, 2017

    Muy bueno el post, y necesitaba leer algo así. Muchas gracias. He pillado la referencia a Friends 😉

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  12. Lula julio 5, 2017

    Maravillosa Marina…. Como siempre leerte me dibuja una sonrisa por tu espontaneidad y la capacidad de utilizar comparaciones como jiji-jaja, sos muy elocuente… Gracias por todos tus aportes…besos desde Argentina

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