¿Cómo recordar tus valores en tu día a día? (Guía Definitiva – segunda parte)

¿Cómo recordar tus valores en tu día a día? (Guía Definitiva - segunda parte)

Esta mañana me he despertado con la noticia de que ha muerto Pablo Ráez: un malagueño que disparó las donaciones de médula contando su lucha contra la leucemia.

Me había despertado a las 5:45 y no podía volver a dormirme, así que he pasado un rato tirada en la cama, con los ojos entrecerrados y mis gatas paseándose sobre mí, leyendo en el móvil sobre el funeral de Pablo y las reacciones a su muerte en Internet.

He pensado: qué putada, morirse. Y después: qué admirable que Pablo lograra hacer que sus días contaran, aunque fueran demasiado pocos. Y, por último: va, Marina, fíjate, estás viva, ¡viva! ¿Qué vas a hacer hoy que merezca la pena? ¿Cómo vas a lograr que tus días sobre este pequeño planeta cuenten? Mi cabeza se ha llenado de grandes planes, inspiración y propósitos.

¿Cuánto me ha durado? Media hora, aproximadamente, antes de que mis PMC (Pensamientos Matutinos Cotidianos) se pongan en marcha. «Tengo frío», «tengo hambre», «las gatas han vuelto a ponerlo todo perdido de arena», «mi bandeja de entrada da miedo», etc. etc.

¿Dónde está la inspiración? ¿Dónde se quedan los buenos propósitos cuando se nos olvida que la gente se muere de cáncer a los veinte años?

Ese es el problema. Que no es que no sepamos qué significa para nosotros vivir bien: es que se nos olvida.

Así que hoy vengo a contarte qué puedes hacer para recordar.

¿Cómo integramos los valores en el día a día y los recordamos en los momentos difíciles?

Te recuerdo que los valores son las cualidades que deseamos para nosotros mismos, y que son importantes porque nos llevan hacia una vida que queremos, que disfrutamos y que nos hace sentir satisfechos. El sufrimiento aparece cuando no escuchamos a nuestros valores o dejamos de actuar de acuerdo con ellos. Cuando te imaginas qué vas a pensar el día que te mueras y la perspectiva no te gusta demasiado.

El primer paso para trabajar con los valores es averiguarlos, y para eso te di algunas ideas en el post anterior. Pero que te quede clara una cosa: hablar de valores no es vivir de acuerdo a tus valores. Decir “para mí es muy importante ser amable” no es valorar; tus valores solo se hacen presentes de verdad por medio de la acción.

Ah, la acción, esa palabra tan útil y molesta. Yo siempre estoy hablando de ella, porque ahí es donde se oculta el secreto para sacar a tu vida del barro. La falta de información nunca es el problema. Y no saber cuáles son tus valores puede ser un problema al principio, en la fase de búsqueda de información; pero una vez que tienes clara aunque solo sea una dirección, es el momento de actuar.

Así que el primer paso para integrar tus valores en tu día a día es actuar. Mediante la acción, empezarás a construir un círculo virtuoso: actuar de acuerdo con tus valores te recordará tus valores, y a la inversa.

Por ejemplo: yo me he levantado esta mañana con un sueño horrible, porque a mis gatas les encanta pasar la noche entretenidas en a) pasearse sobre mi cara/cuerpo; b) comer haciendo ruido; c) usar su arena haciendo ruido; d) corretear por toda la casa haciendo ruido. No tenía ganas de nada. Así que me he preguntado: ¿qué puedo hacer hoy que me haga sentirme satisfecha al final del día? La respuesta ha sido: “terminar la segunda parte del post de los valores”.

Y aquí estoy, escribiendo. Y a medida que escribo, voy recordando lo que es involucrarme en la escritura y en este blog: por medio de la acción y de cómo me siento cuando escribo, mi cuerpo recuerda que esto es importante para mí, que me hace sentir viva.

Es probable que a ti también te haya ocurrido: estás en el gimnasio, o pasando un día en el campo, o viendo una obra de teatro, y te preguntas: ¿por qué no hago esto más a menudo? ¿Por qué me da tanta pereza, si luego me alegro?

Este es un buen momento para enseñaros el bar "El gimnasio", que está aquí en Granada.

Gente que se alegra de haber ido al gimnasio. Nota: este bar está en Granada.

Ese “alegrarse” no es más que probar aunque solo sea un poco del sabor que tiene vivir una vida que valoras y que está llena de SFAD: Satisfacción, Flow, Alegría y Disfrute. Y la manera más rápida es lanzarse a actuar.

Pero, ¿cómo se acuerda uno de actuar según sus valores?

Antes de darte algunas sugerencias, voy a explicarte (algo de) cómo funciona la mente.

Quieras o no… ya vives en el presente

Solo existe el presente. Eso tú ya lo sabes, porque has visto millones de frases motivantes diciéndote que vivas el presente, te centres en el hoy y blablablá. Pero quizá estas frases te hayan dado la idea de que estar en el presente es una opción, y no es así. Lo que es una opción es prestar atención al presente. Pero estar en el presente es lo que hay, es como funciona la vida.

Si estás dando vueltas a algo que ocurrió hace 10 años, no estás en el pasado. Estás en el presente pensando en algo que ocurrió hace 10 años. Y eso te quita atención y te aparta de algunas cosas, así que la mayoría de las veces no es buena idea. Pero sigues viviendo el presente, porque es lo único que tienes, el único lugar al que puede acceder tu mente.

Tu mente no se va al pasado o al futuro: tu mente trae el pasado y el futuro al presente. Tu mente trae, de hecho, millones de cosas al presente, porque es una experta en asociar. Tú esto ya lo has vivido: vas por la calle y ves un cartel de la última peli de Jennifer Lawrence, y te acuerdas de Los juegos del hambre, y de que lo leíste cuando tenías gripe hace tres años, y vivías en Madrid, y tu compañera de piso estaba como una cabra, y se dedicaba a hacer bufandas todo el día mientras veía la tele, y a ver si te compras una bufanda nueva antes de que acaben las rebajas.

Voilà: de repente están aquí contigo, paseando por la calle: Los juegos del hambre, Madrid, tu compañera de piso, la tele, las bufandas y, en fin, todo lo que tú permitas a tu mente que traiga.

Esto es divertido e indispensable: si no fuéramos capaces de relacionar unas cosas con otras, seríamos como mis gatas, que solo ven lo que tienen delante (su comida). Pero somos humanos porque podemos llenar nuestro presente de ideas e imágenes que están muy lejos.

¿Qué tiene que ver esto con los valores? Para vivir una vida basada en valores, necesitas traerlos al presente tan a menudo como te sea posible.

Esto no es fácil. Simplemente saber que algo es importante no hace que automáticamente venga a tu presente una y otra vez. Es como lo que te comentaba al principio de recordar lo importante porque alguien se ha muerto de cáncer. Ese momento de revelación, ese contacto inmediato con tus valores, se pierde rápidamente en la inmensidad de la película mental.

Si quieres llevar una vida basada en valores, no basta con que leas este artículo y pases a otra cosa mariposa. Los valores no van a venir a tu presente por arte de magia. Es tu responsabilidad crear una vida en la que puedas pensar y recordar a menudo lo que es importante.

¿Cómo? Paciencia, que te lo cuento ahora.

Inclinando la mente hacia los valores

Ya lo dijo el Buda: cualquier cosa sobre la que reflexione y piense el practicante se convertirá en la inclinación de su mente. Mientras más reflexiones y pienses sobre tus valores, más tendencia tendrás a recordarlos en todos los momentos de tu vida.

pablo

¿Te has fijado alguna vez en que cuando llevas un tiempo jugando al tetris y paras, después ves las fichas por todas partes? El cerebro tiende a buscar en el entorno aquellos patrones en los que se ha estado fijando durante un tiempo.

Esto quiere decir que mientras más hables de valores, más los recordarás, y más oportunidades tendrás de actuar de acuerdo con ellos. Importante: oportunidades. Hablar de valores no hará que actúes mágicamente; para ello, tienes que activar tu voluntad y decidir actuar «a pesar de». A pesar de las incomodidades, de los pensamientos negativos, de las emociones difíciles.

No obstante, crear esas oportunidades es el primer e importante paso para actuar de una forma significativa. Así que es importante que hables de valores, que pienses sobre ellos, que recablees tu mente para que vengan a menudo a tu presente.

¿Cómo? Hay millones de maneras, y seguro que muchas de ellas ya las has usado. Por ejemplo:

  • Poner a la vista textos motivadores.
  • Utilizar tu rutina matinal o tu rutina nocturna para evaluar un área de tu vida (por ejemplo: ¿cómo puedo ser hoy una persona generosa? ¿He ayudado a los demás? ¿Me he enfocado en aprender?)
  • Poner una foto evocadora como fondo de pantalla en tu escritorio.
  • Leer libros sobre un tema.
  • Trabajar con un terapeuta que te recuerde a menudo hacia dónde vas.
  • Leer blogs como este.
  • Ver vídeos.
  • Sacar el tema cuando hables con tu pareja o tus amigos.
  • Seguir en Instagram a gente que te recuerde tus valores.
  • Colgar carteles en tus paredes.
  • Etc.

Es decir, que todos esos cínicos que dicen “bah, los cartelitos motivacionales no sirven de nada”, se equivocan. Sirven de algo: traen al presente lo que te importa. Pero no sirven de todo, porque no van al gimnasio por ti, ni dejan de fumar por ti, ni se embarcan ellos solos en un Proyecto Grande y Loco. Pero es que esta no es la vida de los cartelitos motivacionales: es la tuya.

Dicho esto, hay algunas sutilezas que debes de tener en cuenta cuando pienses en formas de inclinar a tu mente hacia los valores.

Piensa en valores, no en metas

Un valor es una dirección hacia la que puedes avanzar siempre; una meta es un punto al que llegas, y punto, valga la redundancia. Esto ya lo he dicho, pero es que se nos olvida. Una de las ventajas de los valores es que no tienes que esperar para beneficiarte de ellos: puedes empezar aquí y ahora a hacerlos presentes y sentirte mejor con tu vida. 

Lo que pasa es que las metas son mucho más intuitivas, más sexys. Es más fácil pensar en objetivos concretos que queremos alcanzar dentro de dos días, tres días, una semana, un año. Y por eso, cuando utilizamos recordatorios que nos ayuden a llevar una vida mejor, se parecen a estos:

  • Una foto del cuerpo que queremos tener en la nevera.
  • Un cartel en el que pone “1000000 de euros”.
  • Un mensaje al móvil que te recuerda tu objetivo: quiero escalar 8a, o viajar a los cinco continentes, o conseguir 20000 suscriptores.

Pero eso no es inclinarse hacia los valores. Es inclinarse hacia las metas. Y las metas no funcionan tanto como nos gustaría, porque solo prometen UN momento de recompensa, de disfrute: cuando las consigues. Ese momento tarda en llegar y se acaba pronto, y tu mente lo sabe. Por eso no eres capaz de arrastrarte al gimnasio, aunque el cuerpazo de Elsa Pataki te mire desde la nevera.

Los valores, sin embargo, dan la oportunidad de acceder a esa recompensa en cualquier momento. Pregúntate: ¿qué conseguiré hoy si voy al gimnasio, o si me alimento con comida nutritiva? ¿Me sentiré mejor, más llena de energía, más activa? ¿Más fuerte, disciplinada, poderosa? Prueba a poner esas palabras en la nevera, a ver si funcionan.

Esto no es Corea del Norte: acércate en vez de alejarte

Durante un tiempo estuve utilizando Just Fucking Work: una extensión para Chrome que te muestra mensajes “motivantes” cuando abres determinadas páginas. Lo que pasa es que no son mensajes motivantes. Son insultos. “You’re not a Kardashian, go fucking work!”, o “Tik tok. Fucking work”. Se supone que es gracioso, porque es duro y no se anda con tonterías.

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Problemas del Primer Mundo: cuando necesitas que tu pantalla te insulte para ponerte a trabajar

Lo cierto es que cuando estoy cansada y dispersa, y me apetece mirar Instagram para relajarme, y alguien me dice que no soy una Kardashian y que trabaje de una p**a vez, el miedo a acabar debajo de un puente no funciona. Los insultos no conectan con la persona que yo quiero ser cuando trabajo concentrada y pongo toda mi energía en lo que tengo delante.

Machacarte e insultarte no sirven de nada porque el miedo como gasolina se acaba rapidísimo ¿Funcionan las fotos macabras de los paquetes de tabaco? ¿Sirve insultar a la gente por tener sobrepeso? ¿Sirve la cárcel? Los humanos queremos volar, no que nos den latigazos; los castigos pueden hacer el apaño un rato, pero es raro que generen un cambio duradero

Que no te toquen las narices: que te toquen el corazón

No importa lo bien que suene un valor en tu cabeza: si no conecta con tus emociones, si no lo disfrutas al menos un poco mientras actúas de acuerdo con él, se irá como lágrimas en la lluvia.

Para no quedarte en el aspecto mental, es buena idea dedicar un rato a imaginar, a soñar, a describir con detalle cómo quieres que sea tu vida en el camino a tus valores. Esto puedes incluirlo también cuando inclines tu mente hacia ellos; por ejemplo: si yo volviera a contratar a la gran María Fornet como coach literaria, le pediría que dedicáramos un rato a recordar qué es lo que amo de contar historias, y que después volviéramos a ello a menudo.

Pon todos tus sentidos en acción. Recuerda a qué huele el campo cuando te sacudes la pereza el domingo por la mañana y te vas a hacer senderismo. Escucha en tu cabeza el sonido del viento, de tus pasos sobre la tierra húmeda, de los pájaros volando sobre tu cabeza. Recuerda el sabor del agua fresca cuando llevas un rato caminando al sol. Toca con los dedos de tu mente la hierba bajo tus pies.

¿Estás más liado que la pata de un romano? Es el momento de recapitular

Si todo esto te está empezando a sonar demasiado complicado, ¡tranqui! No lo es tanto, en serio. Voy a hacerte un resumen muy concretito.

En primer lugar: para vivir de acuerdo a tus valores tienes que acordarte de ellos. Para acordarte de ellos, tienes que traerlos a tu presente tan a menudo como te sea posible. Y para ello puedes utilizar todos los recursos que tengas a tu alcance: rutinas, recordatorios visuales, a otras personas…

En segundo lugar: esos recursos solo te servirán si están orientados a valores, y no a metas; si se basan en el amor, y no en el miedo; y si te ayudan a conectar emocionalmente con lo que el valor significa para ti. De lo contrario, se convertirán en otro aviso que apagas automáticamente.

Te voy a poner dos ejemplos basados en mi propia vida y en los (muchos) momentos en que yo misma no vivo de acuerdo con mis valores.

Ejemplo 1: mi problema con Duolingo

Duolingo es una web para aprender idiomas poco a poco y de forma interactiva. Está muy bien montada y hace que no te dé demasiada pereza practicar. Hace un mes y pico, decidí que iba a aprender italiano, porque suena bien y porque es fácil, y me marqué un objetivo: 20 xp (unidades de práctica) al día, que en teoría equivalen a 20 minutos, pero que se hacen mucho más rápido.

Cada día, Duolingo me manda una notificación para recordarme que practique. La notificación dice: “learning a language requires practice every day!” (“¡Aprender un idioma requiere práctica diaria!”). Tú, avispado lector, seguro que ya sabes por qué esa notificación no es demasiado efectiva:

  • No me recuerda mis valores; como mucho, mi meta (aprender un idioma).
  • No conecta con mis emociones.
  • No está basado en el amor.

¿Qué sería mucho más efectivo? Que Duolingo me recordara lo mucho que me gusta aprender, lo divertido que es hablar italiano gesticulando mucho, o lo que voy a disfrutar cuando vaya esta primavera a Florencia y pueda pedir la comida en su idioma. Que me trasladara al futuro, donde puedo, qué sé yo, recitar poesía en italiano, o irme un año a vivir allí y a aprender sobre arte renacentista mientras me atiborro a pasta.

Ejemplo 2: el diario de Marina Frank

Otro recordatorio que me llega diariamente (y que diariamente ignoro) es el de la aplicación que utilizo para escribir mi diario. Amablemente, me pregunta: “How was your day today?” (“¿Cómo ha ido hoy tu día?”). De nuevo, no hay amor, no hay emociones, no hay valores.

Si yo pudiera escribir el mail, me recordaría lo mucho que me gusta releer lo que he escrito más adelante, cuando apenas me acuerdo; lo interesante que sería poder dar a leer a mis hijos y a mis nietos mi diario; lo que puedo aprender si al final del año repaso los temas más importantes. Y probablemente me serviría más cuando, al final del día, solo tengo ganas de meterme en la cama y dormir el sueño de los justos.

Espero que estos dos ejemplos te sirvan para inclinar tu mente hacia los valores y llevar la vida que deseas.

*******

¡Eso es todo de momento, jipi! Es más que posible que publique una tercera parte de esto, porque aún me quedan temas por cubrir. A saber:

  • ¿Por qué a veces actuamos sistemáticamente en contra de nuestros valores?
  • ¿Pueden los valores tener excepciones?
  • ¿Qué pasa cuando vivir de acuerdo con nuestros valores no parece estar funcionando?

Pero este artículo ya ha quedado, una vez más, infernalmente largo, así que con esto me despido y te recuerdo que si te apuntas a la lista de correo, te avisaré cuando la siguiente parte haya salido del horno (antes de 2018, a ser posible).

¡Gracias por leerme!

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31 comentarios
31 comentarios
  1. em febrero 27, 2017

    Me ha encantado, Marina.

    Responder
    • Marina febrero 27, 2017

      Muchas gracias <3

      Responder
  2. iban febrero 27, 2017

    Muy interesante Marina, muchas gracias!

    Responder
    • Marina febrero 27, 2017

      Gracias a ti por leer, Iban, ¡un abrazo!

      Responder
  3. Alex febrero 27, 2017

    Jo Marina, gracias por este artículo, porque mira que he leído sobre los valores y cómo vivir de acuerdo a ellos… Pero tu forma de escribir lo hace todo mucho más cercano y tangible. Espero con impaciencia la tercera parte 🙂
    Un abrazo

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    • Marina febrero 27, 2017

      Gracias por comentar, Alex. Es un tema más complejo de lo que parece, así que me alegro de que mi esfuerzo por hacerlo comprensible y aplicable esté dando frutos. ¡Un abrazo!

      Responder
  4. Javi febrero 27, 2017

    Muy buenos días, Marina;

    te llevo siguiendo desde hace unos meses y hoy por fin me decido a escribirte en uno de tus artículos 🙂
    Como siempre, haces de temas de explicación complicada algo sencillo y accesible para empezar a ponerlos en práctica.

    Este Sábado entre copa y copa charlaba con uno de mis mejores amigos de lo que significaba verdaderamente esto del presente puro, o el Ahora, como queramos llamarlo. Al final, como siempre que empezamos a charlar de algún tema trascendental, la mente empezó (aun más) a relacionar una cosa con la otra y llegamos al Budismo.

    Ambos durante una temporada habíamos ido a un centro de nuestra ciudad (somos de Galicia, de A Coruña) a meditar. Pero al final acabamos perdiendo el hábito y nuestros valores respecto a este tema.
    Llegamos a la conclusión de la enorme dificultad que tenemos como seres humanos de ir contra nuestra propia naturaleza como especie. El Budismo, al fin y al cabo, es una práctica absolutamente «contra natura» de lo que somos.
    Esto al principio puede parecer desalentador, y en cierta parte, lo es.
    Somos egoístas y primamos nuestra supervivencia por encima de la de los demás; pero paradójicamente somos seres con una capacidad de amar y sentir absolutamente impresionante.

    Vivir en el presente puro conlleva una práctica como el que quiere aprender a leer o un idioma. Pero es simplemente eso, práctica, y como para todas las cosas que requieran tiempo y esfuerzo, siempre existirá una metodología que allanará el camino.

    Finalmente llegamos a la conclusión de que no todo estaba perdido y que mientras haya gente que, como tú, intente llegar al kit de la cuestión de todo este tema e intente explicárselo a los demás, o nosotros como la otra noche, que le demos vuelta a todo esto e intentemos llevarlo a la práctica, el mundo será un lugar un poquito mejor.

    En fin, al final me he «enrollao» como una persiana… ¡espero que tengas un buen día y encantado!

    Responder
    • Marina febrero 27, 2017

      Muchas gracias por tu comentario, Javi!

      Sí, por gracia o por desgracia muchas de las formas de funcionar que a la mente le servían en el pasado se han quedado obsoletas. Estamos perfectamente diseñados para sobrevivir, pero muy mal hechos para la paz interior. Pero bueno, confío en poder seguir desesnterrando PTPGP (Pequeños Trucos Para Grandes Problemas) que nos sirvan incluso cuando es difícil mantener hábitos como la meditación.

      Un abrazo!

      Responder
  5. Lucía febrero 27, 2017

    Genial, Marina, como siempre.
    Un abrazo!

    Responder
    • Marina febrero 27, 2017

      Muchas gracias, guapa. Otro para ti <3

      Responder
  6. helena febrero 27, 2017

    pues nada…otra vez aquí agradeciéndote la reflexión sobre un tema tan completo/complejo con esa cercanía y sentido práctico con el que lo abordas todo. Besos

    Responder
  7. Pilar febrero 27, 2017

    Llevo tiempo siguiéndote Marina y con este artículo desde mi punto de vista has conseguido transmitir lo que son realmente los valores. Muchas felicidades por tu escritura sencilla y cercana y sobre todo por superarte día a día y permitirnos compartirlo

    Responder
  8. Edu febrero 27, 2017

    Muy acertado el post. A veces parece que el cuerpo no nos deja hacer esas cosas que después nos sientan tan bien. Espero con ganas «¿Qué pasa cuando vivir de acuerdo con nuestros valores no parece estar funcionando?» Un abrazo 🙂

    Responder
  9. Horacio febrero 27, 2017

    Hola Marina, muy bueno el tema y la manera en que lo abordas, gracias por tu enorme generosidad al compartir tu visión con los lectores. Sobre el asunto te cuento que mi problema es que a mis casi 60 años es mayúscula mi desorientación para saber cuáles son mis valores..! Veo hacia atrás la película de mi vida y me asombran los valores que he seguido en etapas anteriores, hasta algunos me averguenzan. Hoy en cambio siento un enorme signo de pregunta con respecto a ellos… (glup)

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  10. Luisma Herrero febrero 27, 2017

    Mil gracias por tus articulos, ahora se que mis valores son lo mas importante para estabilizar mi autoestima y conseguir mi felicidad.

    Responder
  11. jose david febrero 27, 2017

    Hola Marina. me da mucho gusto saludarte¿debo entender que no me escribiras hasta el 2018 por que tanto? bueno de todos modos respeto tus razones ,pero si puedes escribirme antes estare muy agradecido muchas gracias jose david. un fuerte abrazo.

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  12. María febrero 28, 2017

    Gracias Marina por compartir tus conocimientos y reflexiones que ayudan a tener paz interior y a cuestionarnos. Cada post tuyo es un regalo, estoy muy agradecida y me siento afortunada de poder leerte.
    Un abrazo fuerte.

    Responder
    • Marina febrero 28, 2017

      Muchas gracias, María 🙂

      Responder
  13. Pablo febrero 28, 2017

    Hola Marina!,

    Me encantan tus artículos y la divulgación que estás haciendo de ACT, pero me temo que no estoy muy de acuerdo con el enfoque de este en concreto.

    Para mí, Mr. Wonderful, mensajes «hiperpositivos» y también «mensajes motivacionales» estilo Hollywood son precísamente lo que refuerzan la «assumption of healthy normality». Detrás está implícita la idea de evitar emociones displacenteras y, todavía peor, un mundo delirante donde cada persona se cree la protagonista de una película de Hollywood. Me parece que ello refuerza enormemente la evitación experiencial.

    Para mí, los valores deben clarificarse y reforzarse en un marco realista, teniendo en cuenta (sin ir más lejos) las dificultades socioeconómicas que enfrentan un buen porcentaje de personas en nuestro país, y en un marco de aceptación del inevitable sufrimiento de la vida. Aquí tenemos marcos maravillosos, como la filosofía de Ortega y Gasset, pero en un marco más terrenal me gustan la idea de la diana de valores, similar al hexaflex, donde cada semana indicas cuanto te has dirigido a cada uno de tus valores.

    Es sólo una matización personal, en general me encanta el trabajo que haces.

    Responder
    • Marina febrero 28, 2017

      Gracias por el matiz, Pablo. Tienes toda la razón en que un mensaje centrado en «sentirte bien» puede ser totalmente contraproducente y anti ACT. Lo cambio en estos días. ¡Todavía estoy aprendiendo! 🙂

      Un abrazo y gracias de nuevo por tu aportación.

      Responder
  14. Natalia febrero 28, 2017

    Gracias, Marina! Me ha gustado mucho! 🙂
    Haces que todo resulte fácil, aunque luego ponerlo en práctica es algo más complicado, pero lo intentaremos 😀
    Un abrazo,

    PD: Me podrías decir cual es la App de diario que utilizas, por curiosidad? Gracias!

    Responder
  15. Sandra febrero 28, 2017

    Y darte cuenta, que sin tu saberlo, eres uno de mis «recordatorios» para vivir acorde a mis valores 🙂
    Sigue así «Jipi» ,eres una profesional como la copa de un pino¡
    Un abrazo

    Responder
  16. Javier marzo 2, 2017

    A esperar con ganas esa tercera parte… ¡qué manía con dejarnos a medias Marina! 😀

    Un fuerte abrazo 🙂

    Responder
  17. Núria marzo 13, 2017

    Muchas gracias, Marina!
    Para mí, lo que más me ha servido ha sido la diferencia entre los valores y los objetivos, ya que creo que fallo a menudo en esto. Gracias a este artículo, dejaré de pensar en que «quiero vivir en una casita en el bosque» y, en su lugar, me recordaré que «quiero vivir en contacto con la naturaleza.»
    ¡Eso puedo hacerlo hoy mismo! 🙂
    Un abrazo.

    Responder
    • Marina marzo 14, 2017

      Genial, Nuria, me alegro de que te haya servido. ¡Un abrazo!

      Responder
  18. Celeste abril 19, 2017

    Me encanta leerte Marina. Saludos desde México!

    Responder
  19. Alexandra marzo 3, 2019

    El mejor articulo que pude leer en mi vida , ya guardo tu blog

    Responder
  20. Mapi febrero 18, 2020

    Genial, Marina! No hay tercera parte?

    Responder
  21. Daniel septiembre 7, 2020

    Me ha gustado mucho, me parece un articulo estupendo, he estado leyendo bastante sobre el tema y tu blog me parece una de las formas más amenas y realistas de realmente profundizar en los valores.

    Responder
  22. Veronica mayo 11, 2023

    Hola Marina, gracias por tus artículos tan esclarecedores. estamos esperando la tercera parte! sobre todo eso de por qué a veces no actuamos según nuestros valores. Gracias!

    Responder

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